http://www.lavanguardia.es/lv24h/200810 ... 89841.html
Se buscan 6.000 figurantes
Los ciudadanos podrán participar a partir de febrero en los ensayos de la T-Sur. En diciembre, en www. aena. es se explicará cómo hacerlo
Francesc Peirón | Barcelona | 19/10/2008 | Actualizada a las 00:31h
Usted puede ser uno de los elegidos. Sólo ha de tener ganas y curiosidad. Ganas para desplazarse aeropuerto de El Prat finalidad de ejercer de figurante - de viajero sin viaje-, y curiosidad por conocer antes que nadie cómo es y cómo funciona la nueva terminal de Barcelona. La T-Sur, diseñada por Ricardo Bofill, la infraestructura más grandes que se ha construido en Catalunya de una tacada.
"Serán pruebas casi reales", explican fuentes de Aena, el ente del Ministerio de Fomento que gestiona las instalaciones aeroportuarias. Los interesados deberán consultar la página web del citado ente (www. aena. es) a partir de diciembre. Ahí se explicará la manera de apuntarse a este ejercicio idéntico al que se hace cuando se va a volar. Incluso se pasará el embarque. Pero, y ahí no hay realidad ni oferta de bajo coste que valga, no habrá avión.
Será un vuelo a ninguna parte, que, sin embargo, contribuirá a calibrar el engarce de cada una de las piezas que compone este gigantesco puzzle, en el que los trabajadores del recinto también pasarán por "un proceso de familiarización" para conocer su nuevo destino laboral. De los resultados depende la concreción de la fecha de la puesta en marcha.
Se asegura que la inauguración se producirá en el periodo estival del 2009, aunque en esto de la aviación comercial el verano empieza en marzo y acaba en octubre. ¿Cambio climático? No. Temporada alta, con permiso de la crisis. Las pruebas determinarán el calendario. Como ironizaban el pasado jueves los responsables de la edificación, "se acaba la obra y empiezan las reformas".
El punto de arranque de estos experimentos globales se ha marcado en torno a mediados de febrero. En principio se harán 20 grandes ensayos en los que participarán 300 ciudadanos en cada una de estas convocatorias. El cómputo absoluto de invitados resulta fácil: 6.000 personas, conejillos de Indias y, a su vez, privilegiados a la hora de descubrir este nuevo escenario cuyo coste asciende a 850 millones de euros.
Gracias a estos voluntarios se comprobará que funcionen los 168 mostradores de facturación, la expedición del etiquetado de los equipajes o de las tarjetas de embarque. Un elemento que analizar en profundidad, por las quejas que suscita, no es otro que el sistema de control de pasajeros. La T-Sur cuenta con 28 arcos de seguridad (más 52 puntos de revisión de pasaporte). Los macrotest han de certificar la fiabilidad de las máquinas de rayos X o de los detectores de metales.
Una vez dentro se examinarán las 100 puertas de acceso a las aeronaves. Por supuesto, también se convertirán en objeto de revisión la señalización orientativa o las 256 pantallas informativas instaladas. En la visita del jueves, sólo una de estas pantallas estaba conectada. Uno de los vuelos anunciado era a Johannesburgo - hoy imposible desde Barcelona-, en el que parpadeaba el rótulo de "última llamada".
Este vuelo con destino a Sudáfrica es tan ficticio como lo serán los que se encontrarán los figurantes. Transitarán por el edificio - entre los 49 tapices rodantes que equivalen a dos kilómetros de distancia, las 25 rampas y las 48 escaleras mecánicas, y los 125 ascensores-, sin rumbo, aunque con equipaje. Así, se utilizarán 9.000 maletas y bolsos de diferentes tamaños, complementos que facilitarán ver la circulación de las 15 cintas de recogida de pertenencias. Los que interpreten el regreso a casa serán conducidos al edificio terminal desde su punto de estacionamiento.
Una vez que hayan cogido sus objetos, se dirigirán a la salida para buscar un medio de transporte. Durante una larga temporada, más de dos años, dispondrán del coche (la C-31, y un aparcamiento de 12.000 plazas), del taxi y el autobús (entre terminales, habrá uno cada cuatro minutos, que empleará siete en hacer el trayecto) que enlazará con la estación de Renfe de la T-Norte. Tampoco se ha de olvidar la bici. Habrá un carril para este vehículo, mientras que al metro y a cercanías se les espera la próxima década. El AVE, que tantas disputas políticas originó por su trazado, sigue en paradero desconocido.
El proceso de recogida de equipajes no parece el más complicado pese a la mala fama que rodea a este servicio, ¿quién no tiene una anécdota de maleta perdida para amenizar una cena de amigos? No lo parece si se observa el camino a la inversa, el del bulto que va desde arriba, desde el mostrador de checking,hasta lo más profundo de la T-Sur. Son varios niveles de descenso a través de un scalextric - 27 kilómetros de cinta- por el que se desplazarán las bolsas en el interior de unas bandejas - dotadas de un chip antipérdida- que las llevarán a la bodega de un avión inexistente.
Esto no quita para que, en pruebas cerradas a los figurantes, las aeronaves maniobren en las plataformas de estacionamiento o comprueben el funcionamiento de los 43 fingers.Ahí estará la barrera para los ciudadanos de a pie. Los que, a pesar de volar sin vuelo, descubrirán un mundo.