110 anys del Funicular del Tibidabo
110 anys del Funicular del Tibidabo
http://www.lavanguardia.com/20111029/54 ... archa.html
El funicular del Tibidabo en marcha
El 29 de octubre de 1901 se inaugura el Funicular del Tibidabo
29/10/2011 - 00:01h
Documentación
A las ocho de la mañana del día 30 de octubre de 1901 empezaba a funcionar oficialmente el funicular del Tibidabo. Obra del ingeniero Bonaventura Roig, disponía de cinco compartimentos con capacidad para 80 personas y una potencia de motor de 66 c. v. En su ascenso el funicular salvaba una pendiente del 25,7% en su tramo final.
El cardenal Casañas había inaugurado la línea a las dos de la tarde del día 29 en un acto en el que reinó cierta desorganización y que obligó a desalojar, en el viaje de regreso, a las damas asistentes para que tomase asiento el estamento oficial.
La decisión de instalar un funicular fue iniciativa del “Doctor” Andreu y Román Macaya que, en abril de 1899, fundaron la sociedad “Tibidabo” con el propósito de construir un medio de transporte que permitiese salvar los más de 500 metros hasta la cumbre de la montaña.
El 'funi' como lo bautizaron enseguida los barceloneses, contribuyó enormemente a que el Tibidabo se convirtiese a principios de siglo en un lugar turístico. Visita obligada de cualquier personaje ilustre a su paso por Barcelona, ‘La Vanguardia’ recogía en un extenso reportaje la que el rey Alfonso XIII realizó a Barcelona en abril de 1904, durante la cual pudo admirar la vista sobre la ciudad desde el mirador.
El éxito del funicular del Tibidabo impulsó la construcción del funicular de Vallvidrera, inaugurado en octubre de 1906.
En 1922 se decidió ampliar la capacidad incrementando el número de coches y cambiando toda la maquinaria y el cable. La reforma permitió transportar 150 personas cada 10 minutos, 100 en clase general y 50 en preferente en los dos nuevos coches de lujo fabricados en los talleres de Estrada e Hijos.
La necesidad de aumentar de nuevo el pasaje y modernizar la maquinaria obligó en 1958 a interrumpir el funcionamiento del funicular durante unos meses para sustituir el “viejo funicular” de madera por nuevos vagones de metal. Según datos de la época, las 1024 personas por hora que podían subir a la cima pasaron a ser 1624.
La fiesta de despedida del viejo 'funi', el 12 de enero de 1958, congregó numerosos asistentes y contó con exhibiciones a cargo de la 'Cobla Emporium' y el 'Esbart Montserrat'. La Sociedad Tibidabo organizó para la ocasión un concurso de dibujo infantil.
El 18 de marzo de 1958 se inauguró el nuevo funicular con la presencia del alcalde José Mª de Porcioles, el arzobispo Modrego, el Sr. Andreu, presidente de la Sociedad Tibidabo, y demás autoridades.
Dos años más tarde, se instaló una nueva maquinaria de tracción que permitió reducir a poco más de cuatro minutos la duración del trayecto, cubriendo los mil novecientos noventa metros de longitud de la vía al ritmo de cuatro metros por segundo. La reforma, que aún perdura, tuvo un coste de 15 millones de pesetas.
El funicular del Tibidabo en marcha
El 29 de octubre de 1901 se inaugura el Funicular del Tibidabo
29/10/2011 - 00:01h
Documentación
A las ocho de la mañana del día 30 de octubre de 1901 empezaba a funcionar oficialmente el funicular del Tibidabo. Obra del ingeniero Bonaventura Roig, disponía de cinco compartimentos con capacidad para 80 personas y una potencia de motor de 66 c. v. En su ascenso el funicular salvaba una pendiente del 25,7% en su tramo final.
El cardenal Casañas había inaugurado la línea a las dos de la tarde del día 29 en un acto en el que reinó cierta desorganización y que obligó a desalojar, en el viaje de regreso, a las damas asistentes para que tomase asiento el estamento oficial.
La decisión de instalar un funicular fue iniciativa del “Doctor” Andreu y Román Macaya que, en abril de 1899, fundaron la sociedad “Tibidabo” con el propósito de construir un medio de transporte que permitiese salvar los más de 500 metros hasta la cumbre de la montaña.
El 'funi' como lo bautizaron enseguida los barceloneses, contribuyó enormemente a que el Tibidabo se convirtiese a principios de siglo en un lugar turístico. Visita obligada de cualquier personaje ilustre a su paso por Barcelona, ‘La Vanguardia’ recogía en un extenso reportaje la que el rey Alfonso XIII realizó a Barcelona en abril de 1904, durante la cual pudo admirar la vista sobre la ciudad desde el mirador.
El éxito del funicular del Tibidabo impulsó la construcción del funicular de Vallvidrera, inaugurado en octubre de 1906.
En 1922 se decidió ampliar la capacidad incrementando el número de coches y cambiando toda la maquinaria y el cable. La reforma permitió transportar 150 personas cada 10 minutos, 100 en clase general y 50 en preferente en los dos nuevos coches de lujo fabricados en los talleres de Estrada e Hijos.
La necesidad de aumentar de nuevo el pasaje y modernizar la maquinaria obligó en 1958 a interrumpir el funcionamiento del funicular durante unos meses para sustituir el “viejo funicular” de madera por nuevos vagones de metal. Según datos de la época, las 1024 personas por hora que podían subir a la cima pasaron a ser 1624.
La fiesta de despedida del viejo 'funi', el 12 de enero de 1958, congregó numerosos asistentes y contó con exhibiciones a cargo de la 'Cobla Emporium' y el 'Esbart Montserrat'. La Sociedad Tibidabo organizó para la ocasión un concurso de dibujo infantil.
El 18 de marzo de 1958 se inauguró el nuevo funicular con la presencia del alcalde José Mª de Porcioles, el arzobispo Modrego, el Sr. Andreu, presidente de la Sociedad Tibidabo, y demás autoridades.
Dos años más tarde, se instaló una nueva maquinaria de tracción que permitió reducir a poco más de cuatro minutos la duración del trayecto, cubriendo los mil novecientos noventa metros de longitud de la vía al ritmo de cuatro metros por segundo. La reforma, que aún perdura, tuvo un coste de 15 millones de pesetas.
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Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
Hi vaig pujar. Llàstima que el bitllet del 110è sigui tèrmic.
Aquests de PATSA haurien de mirar de netejar els vorals del traçat del Funi. En cas d'incendi forestal...
Per cert, ja no existeix bitllet d'un sol sentit. És això correcte?
Aquests de PATSA haurien de mirar de netejar els vorals del traçat del Funi. En cas d'incendi forestal...
Per cert, ja no existeix bitllet d'un sol sentit. És això correcte?
Last edited by liniadelRipollés on Wednesday 02/11/2011 12:16, edited 1 time in total.
Si em toca l'abonament anual de TMB, què faré? ..... Provar totes les cancel·ladores.
Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
Aviat passarà a TMB, almenys aquesta és la intenció.
Aprofitaria per pintar-lo amb els colors originals.
Aprofitaria per pintar-lo amb els colors originals.
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Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
Alguna cosa havia sentit, ja veurem. La maquinària de tracció és nova i xoca una mica amb el material mòbil, però funciona tot molt bé.
Per cert, un tramvia de foc a la línia de Tram Blau que us semblaria?
Per cert, un tramvia de foc a la línia de Tram Blau que us semblaria?
xevi wrote:Aviat passarà a TMB, almenys aquesta és la intenció.
Aprofitaria per pintar-lo amb els colors originals.
Si em toca l'abonament anual de TMB, què faré? ..... Provar totes les cancel·ladores.
Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
http://eltranvia48.blogspot.com/2012/01 ... porte.html
El funicular del Tibidabo: un transporte olvidado
Este año el entrañable funicular del Tibidabo cumplirá 110 años de existencia. Su construcción, por iniciativa del industrial y farmacéutico Salvador Andreu i Grau, se pensó como un singular medio de transporte que facilitara el acceso hacia un sector de la montaña destinado a convertirse en la gran ciudad-jardín de Barcelona. Desgraciadamente, el ambicioso proyecto no pudo hacerse realidad y solo se materializó el Tramvia Blau, algunas torres señoriales y el parque de atracciones.
Muchas son las historias que ha vivido ese funicular así como los personajes famosos que han viajado en él, pero permítanme esta vez abstenerme de tal objetivo porque no es precisamente de ello de lo que voy a hablar, sino de su lenta y agónica vida de estos últimos años que lo han convertido en un medio de transporte olvidado que vive de espaldas a la realidad de los modernos servicios públicos colectivos de la ciudad. Recuerdo haber viajado en numerosas ocasiones cuando era niño. Acceder al parque de atracciones desde mi domicilio era algo complicado. Tomábamos la L5 de metro en “Congrés” y nos bajábamos en “Horta”, entonces final de línea. De allí cogíamos el autobús de la empresa Casas (AUTHOSA) de la calle del Tajo hasta la avenida del Tibidabo, para luego tomar el Tramvia Blau y, finalmente, el funicular. Tantos transbordos no se me hacían especialmente pesados, dada mi afición a los transportes, sino que más bien me gustaba. Una vez dentro del funicular, cuando el convoy cerraba sus puertas e iniciaba su lento ascenso hasta la cumbre, de pronto sonaba una canción que empezaba diciendo “con el tran-tran-tran-tranvía, y con el funi-funi-cular…” La última vez que viajé, ya de más adulto, fue hace unos quince años aproximadamente.
Durante este último decenio se ha procedido a una remodelación parcial de la antigua maquinaria y a un repintado de las viejas carrocerías del año 1958, un apaño que en realidad de poco sirve y no hace otra cosa que mantenerlo igualmente anticuado, deficitario y desintegrado del resto de transportes de Barcelona. Además se han ofrecido toda clase de facilidades para empeorar todavía más su situación, con la puesta en marcha del Tibibús y la construcción de un gran aparcamiento para automóviles al lado del parque de atracciones, que le han arrebatado pasaje. Solo el mítico Tramvia Blau se mantiene rentable como transporte de ocio y turístico, que cada vez más se va desvinculando de su hermano funicular después de tantos años de estrecha relación.
Actualmente su explotación está en manos de la empresa PATSA, responsable a su vez de gestionar el parque de atracciones. Como puntos débiles, en primer lugar hay que poner de manifiesto la antigüedad del material móvil y de las instalaciones que impiden convertirlo en un sistema de transporte más competitivo, eficaz y atractivo. Todavía se conservan excesivos elementos que no se han renovado desde el año 1901 y otros desde la remodelación efectuada en 1958. En segundo lugar, habría que destacar la falta de integración tarifaria, lo que repercute al establecimiento de unas tarifas más elevadas. En relación a los precios, el Tibibús, aunque es algo más económico, tampoco compensa porque igualmente no está integrado al tratarse de un servicio especial y no regular. En definitiva, para acceder a la cumbre del Tibidabo, que se encuentra dentro de la ciudad de Barcelona, es inexplicablemente más caro.
En tercer lugar, la oferta de servicio es escasa y estrechamente ligada a la apertura del parque de atracciones, lo cual lo limita a unas horas concretas del día y a unos períodos del año determinados. En cuarto lugar, la competencia de los servicios especiales de autobús como es el caso del ya mencionado Tibibús, que además conecta con el centro de Barcelona, ha significado una pérdida anual de pasajeros. Paralelamente, la mejor accesibilidad para los automovilistas también ha sido decisiva en la paulatina reducción de su rentabilidad. En quinto lugar, se lo trata como transporte de ocio y turístico en vez de cómo un servicio regular de pasajeros. Y en sexto lugar, se vincula erróneamente el funicular con el parque de atracciones como si aquél fuese un elemento de éste, hecho que impide abrirlo a nuevas posibilidades más allá de las ofrecidas, que son muy limitadas.
Es necesario recuperar el funicular del Tibidabo y apostar por él como un sistema de transporte práctico y ecológico para acceder a la cumbre de la montaña, pero para ello se requiere de una importante inversión que suponga una modernización equiparable a la de los funiculares de Montjuïc y de Vallvidrera. Posiblemente, debido a las trabas financieras que impone la crisis económica, eso deberá de esperar para los próximos años, aunque sería deseable que fuese antes de que terminase la presente década. Así, su futuro debería pasar en primer lugar por la modernización de las instalaciones, rehabilitando el viejo edificio modernista de la estación inferior y renovando completamente la estación superior, combinando la arquitectura clásica con el diseño funcional actual, mejorando el sistema de peaje y permitiendo el acceso a personas de movilidad reducida. En segundo lugar, hay que dotar a la explotación de nuevas tecnologías en cuanto al sistema de tracción, conducción, comunicación y seguridad se refiere, retirando la antigua y arcaica maquinaria por otra completamente nueva.
En tercer lugar, el material móvil debería de adaptarse a la demanda, con la incorporación de modernos convoyes de dos coches de medida y capacidad cada uno de ellos similar a los del funicular de Vallvidrera, puesto que no se podría prever una demanda equiparable a la del funicular de Montjuïc como para dotarlo de trenes de mayores dimensiones. Deberán de disponer una buena distribución interior, acceso a personas de movilidad reducida, conducción automática sin conductor, climatización e incluso techo acristalado para ofrecer una buena visión panorámica que haga el viaje más atractivo y espectacular.
En cuarto lugar, su oferta deberá contemplar la integración tarifaria, pues resulta absurdo que acceder a una zona perteneciente a la misma ciudad de Barcelona sea más caro que por ejemplo viajar a Castelldefels, situada a más de 21 kilómetros de distancia de la capital catalana; y un servicio durante los 365 días del año con un horario regular más amplio y mayores frecuencias de paso, y todo ello con independencia del funcionamiento o clausura del parque de atracciones. En sexto lugar, para facilitar el acceso a escolares, senderistas y ciclistas, debería de estudiarse la reapertura del antiguo apeadero del observatorio Fabra, y en el otro extremo, la construcción de otro apeadero simétrico al anterior situado a la altura de la carretera de les Aigües. Y en último lugar, hay que desvincular de una vez por todas la explotación del funicular con la del parque de atracciones, y que pase a una operadora pública de transportes como sería Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) o bien Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).
En tiempos de crisis es necesario incentivar y fomentar el transporte público y no usar la situación actual como una excusa para potenciar el transporte privado. Cualquier mejora para poner al funicular del Tibidabo en el mismo rango de los otros medios de transporte de Barcelona será bien recibida.
El funicular del Tibidabo: un transporte olvidado
Este año el entrañable funicular del Tibidabo cumplirá 110 años de existencia. Su construcción, por iniciativa del industrial y farmacéutico Salvador Andreu i Grau, se pensó como un singular medio de transporte que facilitara el acceso hacia un sector de la montaña destinado a convertirse en la gran ciudad-jardín de Barcelona. Desgraciadamente, el ambicioso proyecto no pudo hacerse realidad y solo se materializó el Tramvia Blau, algunas torres señoriales y el parque de atracciones.
Muchas son las historias que ha vivido ese funicular así como los personajes famosos que han viajado en él, pero permítanme esta vez abstenerme de tal objetivo porque no es precisamente de ello de lo que voy a hablar, sino de su lenta y agónica vida de estos últimos años que lo han convertido en un medio de transporte olvidado que vive de espaldas a la realidad de los modernos servicios públicos colectivos de la ciudad. Recuerdo haber viajado en numerosas ocasiones cuando era niño. Acceder al parque de atracciones desde mi domicilio era algo complicado. Tomábamos la L5 de metro en “Congrés” y nos bajábamos en “Horta”, entonces final de línea. De allí cogíamos el autobús de la empresa Casas (AUTHOSA) de la calle del Tajo hasta la avenida del Tibidabo, para luego tomar el Tramvia Blau y, finalmente, el funicular. Tantos transbordos no se me hacían especialmente pesados, dada mi afición a los transportes, sino que más bien me gustaba. Una vez dentro del funicular, cuando el convoy cerraba sus puertas e iniciaba su lento ascenso hasta la cumbre, de pronto sonaba una canción que empezaba diciendo “con el tran-tran-tran-tranvía, y con el funi-funi-cular…” La última vez que viajé, ya de más adulto, fue hace unos quince años aproximadamente.
Durante este último decenio se ha procedido a una remodelación parcial de la antigua maquinaria y a un repintado de las viejas carrocerías del año 1958, un apaño que en realidad de poco sirve y no hace otra cosa que mantenerlo igualmente anticuado, deficitario y desintegrado del resto de transportes de Barcelona. Además se han ofrecido toda clase de facilidades para empeorar todavía más su situación, con la puesta en marcha del Tibibús y la construcción de un gran aparcamiento para automóviles al lado del parque de atracciones, que le han arrebatado pasaje. Solo el mítico Tramvia Blau se mantiene rentable como transporte de ocio y turístico, que cada vez más se va desvinculando de su hermano funicular después de tantos años de estrecha relación.
Actualmente su explotación está en manos de la empresa PATSA, responsable a su vez de gestionar el parque de atracciones. Como puntos débiles, en primer lugar hay que poner de manifiesto la antigüedad del material móvil y de las instalaciones que impiden convertirlo en un sistema de transporte más competitivo, eficaz y atractivo. Todavía se conservan excesivos elementos que no se han renovado desde el año 1901 y otros desde la remodelación efectuada en 1958. En segundo lugar, habría que destacar la falta de integración tarifaria, lo que repercute al establecimiento de unas tarifas más elevadas. En relación a los precios, el Tibibús, aunque es algo más económico, tampoco compensa porque igualmente no está integrado al tratarse de un servicio especial y no regular. En definitiva, para acceder a la cumbre del Tibidabo, que se encuentra dentro de la ciudad de Barcelona, es inexplicablemente más caro.
En tercer lugar, la oferta de servicio es escasa y estrechamente ligada a la apertura del parque de atracciones, lo cual lo limita a unas horas concretas del día y a unos períodos del año determinados. En cuarto lugar, la competencia de los servicios especiales de autobús como es el caso del ya mencionado Tibibús, que además conecta con el centro de Barcelona, ha significado una pérdida anual de pasajeros. Paralelamente, la mejor accesibilidad para los automovilistas también ha sido decisiva en la paulatina reducción de su rentabilidad. En quinto lugar, se lo trata como transporte de ocio y turístico en vez de cómo un servicio regular de pasajeros. Y en sexto lugar, se vincula erróneamente el funicular con el parque de atracciones como si aquél fuese un elemento de éste, hecho que impide abrirlo a nuevas posibilidades más allá de las ofrecidas, que son muy limitadas.
Es necesario recuperar el funicular del Tibidabo y apostar por él como un sistema de transporte práctico y ecológico para acceder a la cumbre de la montaña, pero para ello se requiere de una importante inversión que suponga una modernización equiparable a la de los funiculares de Montjuïc y de Vallvidrera. Posiblemente, debido a las trabas financieras que impone la crisis económica, eso deberá de esperar para los próximos años, aunque sería deseable que fuese antes de que terminase la presente década. Así, su futuro debería pasar en primer lugar por la modernización de las instalaciones, rehabilitando el viejo edificio modernista de la estación inferior y renovando completamente la estación superior, combinando la arquitectura clásica con el diseño funcional actual, mejorando el sistema de peaje y permitiendo el acceso a personas de movilidad reducida. En segundo lugar, hay que dotar a la explotación de nuevas tecnologías en cuanto al sistema de tracción, conducción, comunicación y seguridad se refiere, retirando la antigua y arcaica maquinaria por otra completamente nueva.
En tercer lugar, el material móvil debería de adaptarse a la demanda, con la incorporación de modernos convoyes de dos coches de medida y capacidad cada uno de ellos similar a los del funicular de Vallvidrera, puesto que no se podría prever una demanda equiparable a la del funicular de Montjuïc como para dotarlo de trenes de mayores dimensiones. Deberán de disponer una buena distribución interior, acceso a personas de movilidad reducida, conducción automática sin conductor, climatización e incluso techo acristalado para ofrecer una buena visión panorámica que haga el viaje más atractivo y espectacular.
En cuarto lugar, su oferta deberá contemplar la integración tarifaria, pues resulta absurdo que acceder a una zona perteneciente a la misma ciudad de Barcelona sea más caro que por ejemplo viajar a Castelldefels, situada a más de 21 kilómetros de distancia de la capital catalana; y un servicio durante los 365 días del año con un horario regular más amplio y mayores frecuencias de paso, y todo ello con independencia del funcionamiento o clausura del parque de atracciones. En sexto lugar, para facilitar el acceso a escolares, senderistas y ciclistas, debería de estudiarse la reapertura del antiguo apeadero del observatorio Fabra, y en el otro extremo, la construcción de otro apeadero simétrico al anterior situado a la altura de la carretera de les Aigües. Y en último lugar, hay que desvincular de una vez por todas la explotación del funicular con la del parque de atracciones, y que pase a una operadora pública de transportes como sería Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) o bien Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).
En tiempos de crisis es necesario incentivar y fomentar el transporte público y no usar la situación actual como una excusa para potenciar el transporte privado. Cualquier mejora para poner al funicular del Tibidabo en el mismo rango de los otros medios de transporte de Barcelona será bien recibida.
Funicular del Tibidabo
A dalt del Tibidabo s'hi pot accedir amb transport integrat des de Vallvidrera amb el 111! I Això de fer el funicular integrat em sembla molt bé, però llavors també s'hauria d'integrar el tramvia, no? Pel que fa a les dades que comenta l'article de passatge, algú sap si n'hi ha de públiques?metring wrote:http://eltranvia48.blogspot.com/2012/01 ... porte.html
El funicular del Tibidabo: un transporte olvidado
Un transport com el funicular del Tibidabo no es pot deixar perdre, però potser tampoc cal traspassar-ne la gestió a FGC o TMB amb les dificultats que tenen per gestionar la seva xarxa. S'ha de deixar d'afavorir el transport privat i ja està!
Re: Funicular del Tibidabo
Ja hi ha la 196 que arriba fins l'estació del funicular, totalment integrada.Ferry1ac1 wrote:A dalt del Tibidabo s'hi pot accedir amb transport integrat des de Vallvidrera amb el 111! I Això de fer el funicular integrat em sembla molt bé, però llavors també s'hauria d'integrar el tramvia, no? Pel que fa a les dades que comenta l'article de passatge, algú sap si n'hi ha de públiques?metring wrote:http://eltranvia48.blogspot.com/2012/01 ... porte.html
El funicular del Tibidabo: un transporte olvidado
Un transport com el funicular del Tibidabo no es pot deixar perdre, però potser tampoc cal traspassar-ne la gestió a FGC o TMB amb les dificultats que tenen per gestionar la seva xarxa. S'ha de deixar d'afavorir el transport privat i ja està!
El metro de Barcelona amb motoristes!
Re: Funicular del Tibidabo
Si, el 196 està molt bé, però llavors també voldrem que el tramvia s'integri? Ara mateix jo crec que hi ha prou opcions per anar al Tibidabo amb transport públic integrat, o no. A més a més si l'objectiu del viatge és anar al parc d'atraccions al seu web posa que es paga el Tibibús i el funicular.Miquel wrote: Ja hi ha la 196 que arriba fins l'estació del funicular, totalment integrada.
El dia que algú digui de tancar-lo ja em queixaré, però mentre el mantinguin en funcionament i amb seguretat... si és deficitari o no és cosa de l'empresa que el gestiona. Ja sabran ells, o no, com fer-s'ho.
- genissimon
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Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
Quan encara anava amb pantalons curts i no m'afaitava, l'accés al Tibidabo era una com atracció més del parc que hi ha al cim de la muntanya: Ferrocarrils fins a av. Tibidabo, Tramvia Blau fins al peu del Funicular i aquest darrer fins al capdamunt. Crec que s'hauria de recuperar aquest esperit, el lúdic i de diversió en sí mateixa: el Tramvia Blau i el Funicular, una mica cuidats bé que poden complir aquesta tasca i bé que s'ho mereixen.
Salut !!
Salut !!
Reposició del Tramvia Blau.
Manteniment del servei ferroviari a l'Estació de França i connexió decent amb el metro.
Corredor mediterrani per a mercaderies amb via d'ample normal (UIC 1435mm), apartadors llargs (>1000m) i pendents suaus (<15‰).
Desdoblament de la C-55 entre Manresa i Abrera.
Actualització de la C-26 entre Berga i Solsona.
Manteniment del servei ferroviari a l'Estació de França i connexió decent amb el metro.
Corredor mediterrani per a mercaderies amb via d'ample normal (UIC 1435mm), apartadors llargs (>1000m) i pendents suaus (<15‰).
Desdoblament de la C-55 entre Manresa i Abrera.
Actualització de la C-26 entre Berga i Solsona.
Re: 110 anys del Funicular del Tibidabo
La maquinaria original del Tibidabo de 1901 i crec que també els seus bastidor estan encara en servei al Funicular de Gelida.