aarongilp wrote:sequera wrote:Recomiendo la lectura del articulo de la vanguardia de hoy, donde un redactor ha comparado el viaje actual en avión y tren.
Puedes pasar un link? Gracias!
LA COMPARACIÓN ENTRE DOS TRANSPORTES
El tren inicia su 'opa' al puente aéreo
El ferrocarril ya sólo pierde una hora con relación al avión entre Barcelona y Madrid
Usuarios del puente aéreo reconocen que irán en tren si baja el viaje a tres horas
No hace tanto, pensar en el ferrocarril como competencia al puente aéreo Barcelona-Madrid se habría visto como una fantasía verniana. Pero el tren ha empezado la pugna, a la espera del AVE, con un viaje directo de cuatro horas y cuarto
FRANCESC PEIRÓN - 21/05/2006
BARCELONA
El puente aéreo aún le saca algo más de 60 minutos de ventaja a la conexión ferroviaria entre Madrid y Barcelona - si se valora todo el proceso de viaje-, pese al recorte temporal en el trayecto terrestre. Pero la irrupción de los Alvia, los trenes que desde el miércoles han puesto a una distancia de sólo cuatro horas y cuarto las dos capitales, permite vislumbrar la opa que el puente ferroviario prepara contra el aéreo cuando por fin se conecte la línea de alta velocidad y sea una realidad el viaje de tres horas o menos.
Ésta es una de las conclusiones que se extraen de la experiencia realizada por La Vanguardia el pasado jueves para establecer una comparación entre un medio y otro. Cronómetro en mano, la iniciativa consistió en viajar por la mañana a Madrid en avión y regresar a Barcelona, al mismo punto de partida, en una de esas composiciones que algunos han bautizado como mini AVE,por lo que supone de desafío a la distancia, y en la que todo huele a nuevo, a recién estrenado.
El punto de partida de Barcelona - en el Guinardó- se produce a las 8.35 horas y la llegada al punto de encuentro, en el centro de Madrid es a las 12.14 horas, sin más incidentes que los retrasos propios de empalmar varios medios de transporte y las consiguientes esperas. El regreso empieza en la calle María de Molina, a las 18.55 horas, y se llega al mismo punto del Guinardó en casi cinco horas, a las 23.50. Esta comparación podría ser más favorable al desplazamiento terrestre, por cuanto, debido a la pésima conexión en transporte público entre Barcelona y su aeropuerto, el viajero experimental se sirvió del taxi.
Marcador final: Boeing 757, 3h41m; S-120 CAF/ Alstom, 4h55m.
Como reconocen fuentes de Renfe, la introducción de los Alvia - cuando el tren bala entre las dos ciudades está previsto para finales del 2007, según el Ministerio de Fomento, o ya entrado el 2008, en opinión de muchos expertos- es un primer paso, un ejercicio de innovación que busca empezar a demostrar que la conexión mediante raíles puede ser una competencia directa al puente aéreo. El solo hecho de alumbrar esta idea ya resulta un reto. "Se trata - añaden- de ir encaminando el servicio.
Cuando el AVE llegue a Tarragona este año y con los CAF a 250 km/ h (ahora van a 200 y se ha de homologar el incremento), nos pondremos en Barcelona en poco más de tres horas y media". Así que la compañía ve abierta la competencia con el avión. Una apuesta que, a partir de esta experiencia comparativa, no parece en absoluto un canto de sirena, por cuanto una de las sensaciones más perceptibles entre los usuarios del avión se resume en una frase muy repetida: "Me cambio a la que el tren baje un poco más el tiempo", como sostiene un ejecutivo, traje de rayas muy bien planchado, en la T-4 de Barajas, después de haber volado desde El Prat.
"Sin paradas". Éste es el comentario innovador que se lee en el panel electrónico de la estación Puerta de Atocha y que, junto a la modernidad de los vehículos y la mejora de las vías, tiene un valor fundamental en este descuento geográfico. El convoy que sale a las 19.35 horas hace el tránsito de Madrid a Barcelona sin una sola escala. Sólo importa el principio y el final, al igual que ocurre en el aire, y lo que queda en el medio es una postal. El juego de colores rojizos, reflejo de la tierra baldía, y sombras en el atardecer sobre los Monegros invita a la melancolía, y más en un vagón de clase preferente en el que sólo hay tres viajeros más. En toda la composición, la ocupación es de media entrada.
Esta estampa bucólica se sitúa en este trayecto, sin embargo, medio día después de que en Barcelona un taxista hubiese recogido al viajero en el Guinardó para ir al aeropuerto. A las 9.15, tras un trayecto de 24,70 euros, en los mostradores del puente aéreo hay poca gente. La mayoría del pasaje ya ha embarcado en el avión que tiene previsto despegar a las 9.45 horas. Sin embargo, cinco minutos antes del despegue, por megafonía se explica que una persona ha facturado una maleta y luego no se ha presentado. Todos los que han seguido el mismo proceso deberán bajar e identificar sus pertenencias. Cosas de la seguridad, que no van a más porque, sin dar tiempo a vaciar la bodega y, por tanto, a que nadie se mueva, aparece la pasajera despistada. En el Boeing quedan pocos asientos vacantes. Predominan los hombres de mediana edad, trajeados, aunque se nota la tendencia al alza de los sin corbata.
El viaje se inicia con sólo 17 minutos de retraso. A las 10.30, el comandante da la bienvenida: "Estamos sobre Zaragoza, pero las nubes no la dejan ver". A las 10.40 anuncian que empieza la maniobra de aterrizaje, que no se producirá hasta 16 minutos después. Son casi las 11.10 cuando el pasaje pone los pies sobre la moderna terminal T-4, que, sin embargo, ha perdido operatividad para los usuarios del metro. Antes, el puente aéreo estaba junto a la estación, pero ahora hay que coger un autobús. Como se dijo, el viajero experimental llega al punto de encuentro en Madrid, en el Congreso de los Diputados, bien pasado el mediodía.
"De momento, cuatro horas y cuarto de viaje en tren es aún mucho, pero en cuanto baje a tres horas, que es más o menos el promedio del puente aéreo, el ferrocarril será competitivo y le va a quitar muchos usuarios".
Es el comentario de uno de los vecinos de asiento en el avión. Su compañero, el hombre del traje bien planchado citado en la página anterior, dice que él ya hizo ese cambio de transporte. Este pasajero, francés de origen, vive ahora en Barcelona. Antes residía en París y viajaba mucho entre su ciudad y Londres. Dejó de utilizar los aviones cuando entre las dos capitales europeas empezó a funcionar el tren de alta velocidad Eurostar. "El AVE - valora- será una competencia muy seria. Es un medio de transporte mucho más cómodo, que en su interior permite el paseo o la visita a la cafetería, y además las estaciones se encuentran en el centro urbano y son de fácil acceso".
Por cuestiones laborales, Jaume, otro habitual, se está convirtiendo en un especialista en mejorar el rendimiento al puente aéreo. Por ejemplo, acepta el incordio de ir en un asiento central, en lugar de uno más cómodo en ventanilla o pasillo, si aquel está ubicado en las primeras filas, lo que le facilita salir más rápido y no hacer tanta cola. Él también es de los que han comprobado que, con el uso del taxi, la media del avión es de tres horas, y no duda al elegir el tren como el medio del futuro si éste alcanza ese tiempo o menos. "En el tren me siento útil, puedo hacer cosas. En el avión soy inútil". El trayecto aéreo, de vuelo en sí, es inferior a la hora y, si se tiene en cuenta que al inicio y al final hay que apagar los artilugios electrónicos, el tiempo para trabajar es poco. Además, muchos usuarios habituales del puente se quejan de los retrasos: Jaume ha calculado que esta circunstancia afecta al menos a un 20% de los vuelos, mientras que la experiencia del AVE Madrid-Sevilla es elogiada por su puntualidad.
Con la misma puntualidad arranca a las 19.20 horas el Alvia directo desde Puerta de Atocha - adonde este observador llega en metro- a la estación de Sants. "Huele a quemado", dice uno de los interventores. "No - le responde otro-, huele a nuevo". Los empleados de Renfe todavía están conociendo este nuevo vehículo - "¿tú sabes cómo va el DVD?"-, que, en el momento de tomar notas, se descubre con más movimiento. "Es que son más altos que los Altaria a los que sustituyen", replica el camarero detrás de la barra del bar, donde un cliente, trajeado como cualquier ejecutivo del puente aéreo, dice que él ya ha elegido: "No tengo miedo a volar, pero en tren voy mucho mejor".
Pero los hay que sí lo tienen y, además, sopesan que ir por tierra sale bastante más barato. Puntual, el Alvia para en Sants a las 23.35 h.
http://www.lavanguardia.es/web/20060521 ... 74325.html
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