Hasta siempre, Express (Costa Verde Gijón-Madrid)

Serveis de RENFE fora de Catalunya i resta de companyies i països, així com temes ferroviaris sense ubicació geogràfica concreta.
Servicios de RENFE fuera de Cataluña y resto de compañías y paises, así como temas ferroviarios sin ubicación geográfica concreta.
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Hasta siempre, Express (Costa Verde Gijón-Madrid)

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Hasta siempre, Express Cerca de un centenar de personas despidieron anoche en Gijón al histórico tren tras 133 años de vida
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Pablo de la Varga, jefe de maquinistas; Miguel Ángel Álvarez, maquinista; David Berrocal, encargado del coche cama; Luis García, interventor, y Maximino Fernández, mecánico. MARCOS LEÓN

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Gijón, Lorena NOSTI

Como una estrella de cine. Llegó a la estación entre los fogonazos de los flashes y la abandonó entre aplausos. Fue el homenaje de cerca de un centenar de aficionados, nostálgicos y, en definitiva, amigos que quisieron dar su último adiós a un Expreso Gijón-Madrid que se jubila, sin que nadie le pidiera opinión alguna, tras 133 años de historia. 133 años en los que ha visto cómo el progreso se abría paso inexorablemente. 133 años en los que miles y miles de personas han visto lo mismo a través de las ventanillas de sus vagones.

Francisco Fernández fue uno de ellos. Anoche enseñaba orgulloso en el andén de la estación Jovellanos el sello del Expreso en su pasaporte. 8 de noviembre de 1960. Con un brillo especial en los ojos y una sonrisa nostálgica, recordaba su primer viaje, unos años antes, en 1951. Más de medio siglo después, describía con total lucidez la curiosidad que sintió al subirse al coche por primera vez. «Aún hoy, cada vez que voy a Madrid miro la Estación del Norte. Allí llegaba el Expreso».

Pero no era el único. La nostalgia era la palabra elegida, aunque no hiciera falta ponerle voz al sentimiento, por la mayor parte de los asistentes para definir la sensación que flotaba en el andén, mientras la máquina 251, luciendo sus colores originales de hace más de un siglo, entraba en la estación. «Da pena verlo por última vez», decía Manuel Ángel Rodríguez. «Y digo yo: si este tipo de servicio no lo suplen los diurnos, ¿por qué no seguir conservándolo?», se preguntaba Santiago González.

Probablemente pensarían lo mismo los seis trabajadores de Renfe que tenían el honor de participar en el último recorrido. José Vega y Miguel Ángel Álvarez, maquinistas; Maximino Fernández, mecánico; David Berrocal, a cargo del coche cama; Luis García, interventor, y Pablo de la Varga, jefe de maquinistas. Los últimos seis trabajadores que podrán viajar en el Expreso, en el último recorrido del Costa Verde.

La Asociación de Amigos del Ferrocarril «Don Pelayo» de Gijón, organizadora del homenaje, no salía de su asombro. Pensaban que sería un acto más íntimo, que iría menos gente a la estación. Preparando su despedida, con el sonido de la Asociación de Bandas de Gaites Conceyu de Xixón como telón de fondo, estaban a medio camino entre la nostalgia y la excitación. Los nervios eran muchos. La mayor parte de ellos iba a hacer ese último recorrido. Con sus billetes en la mano, bien a la vista, se sacaban fotos delante de la escalerilla que da acceso al vagón. Y los que no podían viajar reprochaban a sus compañeros: «¿Quiénes vais?». «Casi todos». «Joder, ¿cómo no avisasteis? Ayer estuve aquí todo el tiempo».

Y mientras unos iban subiendo con tiempo suficiente, otros miraban desde abajo. Flor Zapico, María Ángeles Espina y Consuelo León sólo iban a despedirle. A verlo salir.
Los coches cama, impecables, despertaban los recuerdos de muchos, que se quejaban de no poder viajar de noche a partir de ahora. Y aunque todos reconocían que es de agradecer el recorte de una hora en el trayecto a Madrid o las futuras ventajas del anhelado AVE, a ninguno de los presentes se le escapaba que estaba presenciando el adiós a una leyenda viva.
La Asociación de Amigos del Ferrocarril «Don Pelayo» de Gijón comenzó el homenaje. Su presidente, Juan Carlos Miranda, leía unas líneas de agradecimiento glosando la historia del Expreso. A continuación, le entregó una metopa a los dos maquinistas de este último recorrido. Aplausos, gaitas, curiosidad y muchas fotos. 22.25 horas.

A las 22.30 horas, puntual, formal, el Expreso Gijón-Madrid puso en marcha sus motores. Sólo unos bocinazos, correspondidos con unos calurosos aplausos y decenas de manos agitándose en el aire diciéndole adiós. Minutos antes, un cercanías también le dedicaba unos bocinazos a su paso. «Hasta siempre, Express», se limitó a decir Juan Carlos Miranda. Una despedida humilde para 133 años de historia. Pues eso. «Hasta siempre, Express».

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp ... re-Express
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REPORTAJE.
El adiós del tren expreso
El último servicio a Madrid de este ferrocarril, con casi 130 años de servicio, partía anoche de la estación de Gijón con un acto de despedida.

22/12/2007 N. MORAN

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El expreso Gijón-Madrid, ayer, antes de partir.
Foto:XURDE MARGARIDE MÁS INFORMACIÓN

Las rebaja del peaje del Huerna costará sólo 2,5 millones al Estado en el 2008
22/12/2007
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Después de casi 130 años de servicio, la jubilación le llegó ayer al tren expreso Gijón-Madrid. A las 22.30 horas de ayer partían de la gijonesa estación de Jovellanos los últimos vagones de un tren que a lo largo de su historia ha llevado sobre los raíles de Renfe a un sinfín de viajeros en recorridos tanto de negocios como de placer. Algunos de ellos salieron del Principado por primera vez en este servicio o lo utilizaban para ir al servicio militar. Otros, llegaron a Asturias para descubrir el mar.

El servicio nocturno de los expresos "es una forma de viajar típica que está desapareciendo", asegura Iván Palacio, de la asociación de amigos del ferrocarril Don Pelayo, de Gijón. De ellos partió la idea de hacer ayer un acto de despedida al expreso, así como que la locomotora que lo remolcara fuera especial para esta ocasión, para lo que contaron con la colaboración de Renfe. Se trataba de un ejemplar perteneciente a los años 80, en buen estado de conservación, y que mantiene los colores corporativos de la época. La locomotora realizó su cometido hasta Venta de Baños. En la localidad leonesa dejó a los vagones procedentes de Gijón para retornar a la villa de Jovellanos con el tren procedente de Madrid.

Este mismo trayecto fue el realizado por una docena de miembros de Don Pelayo, en un viaje "nostálgico", explicaba Palacio. Y es que la mayor parte de los expresos entre las capitales de provincia y Madrid están desapareciendo, dejando paso a nuevos servicios con otras prestaciones pero a los que les falta esa "peculiaridad" del expreso. Tras el último viaje con Madrid, a los gijoneses ya sólo les queda el expreso a Barcelona.

Antes de la partida a la capital de España, los amigos del ferrocarril habían convocado un acto de despedida en el que todos aquellos que se acercaron a la estación pudieron visitar por última vez los vagones de este servicio "histórico", utilizado por muchos usuarios, especialmente los "más ferroviarios". En el acto, que estuvo amenizado por una banda de gaitas, se realizó una lectura de una reseña histórica, donde también se recordaron anécdotas de algunos de los viajeros del expreso. Asimismo, como recuerdo de este último viaje, los maquinistas recibieron una placa conmemorativa.

http://www.lavozdeasturias.es/noticias/ ... kid=387039
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La última noche del expreso Crónica de despedida del Estrella «Costa Verde» tras 700.000 kilómetros de viajes entre Asturias y Madrid
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El expreso Asturias-Madrid, a su paso por León, saludado por aficionados con una pancarta. j. m.

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Gijón-Venta de Baños,

J. MORÁN

Fue despedido como un héroe, y su último viaje, en una jornada de excepción, también comenzó con una excepción. Aunque no suele hacerse de noche y en núcleos urbanos, el maquinista José Antonio Vega hizo sonar el silbato de la locomotora Mitsubishi 251.004, que arrastró el viernes el último tren expreso Asturias-Madrid. Eran las 22.30.

El silbido identificaba así a un tren que solía partir en silencio y solitario, pero que el viernes congregó en la estación Gijón-Jovellanos a unas cien personas que siguieron el acto de despedida organizado por la Asociación de Amigos del Ferrocarril «Don Pelayo». Los aficionados tomaron innumerables fotos de la última partida del expreso, destinadas a foros ferroviarios de internet y a archivos personales. El director del Museo del Ferrocarril de Gijón, Javier Fernández, también inmortalizó el momento.

El del viernes fue un expreso que estuvo a punto de no salir, y que tuvo bloqueada la venta de billetes hasta el día anterior, a causa de paros ferroviarios finalmente desconvocados. Al final, partió. En la cabina de la locomotora viaja, Pablo de la Varga, jefe de maquinistas. «La 251 es una locomotora muy buena para el Pajares, con 5.000 caballos para arrastrar hasta 1.050 toneladas en rampas de 20 milésimas, como las del puerto», comenta.

Ninguna línea ferroviaria española posee el perfil de Pajares, con 50 kilómetros de rampas, desde La Cobertoria a Busdongo. La 251.004 lleva a las espaldas unos 700.000 kilómetros de viajes, y en el presente está dedicada a mercancías. Pero inició su servicio, a comienzos de los años ochenta del pasado siglo, llevando expresos como el de Asturias. Por ello la Asociación «Don Pelayo» solicitó a Renfe su uso para este último viaje.

El expreso alcanza los 115 kilómetros hora a su paso por Monteana. De la Varga, con 35 años en Renfe y 20 de maquinista, recuerda que condujo por primera vez este expreso en 1977, arrastrando 17 coches. En el día de su despedida, el Estrella «Costa Verde» lleva dos, uno de asientos -clase preferente- y otro de camas. Es la composición habitual desde hace años.
Fotografías
Junto a De La Varga, van en cabina los maquinistas José Antonio Vega -26 años en Renfe-, y Miguel Álvarez, con 25 años de servicios. El expreso llega a las 22.58 horas a Oviedo, donde unas sesenta personas lo esperan para saludarlo y fotografiarlo.

De La Varga rememora momentos duros de conducción: «Llevar un expreso por Pajares con 17 coches y fuertes nevadas es muy duro; a veces tuve 12 horas de retención por la nieve; otras veces, animales salvajes se metían en los túneles para protegerse del frío».

Los tres maquinistas reconocen la principal dificultad de conducir un expreso. «He pasado mucho sueño a lo largo de estos años y no voy a tener pena por su desaparición; con 25 años tenía una vitalidad enorme, pero ahora hacer noche no es lo mismo», comenta Vega. ¿Cómo combate el sueño un maquinista nocturno? «Con la siesta de tarde, agua y paciencia», señala Miguel Álvarez. «Te pones de pie, abres la ventanillaÉ», añade Vega.

En Mieres-Puente, a las 23.20 horas, un hombre emocionado saluda al expreso desde el anden y se lleva las manos al corazón. En Pola de Lena comienza la vía única. A los pocos minutos, Vega, a los mandos, dice: «Ya estamos en rampa». Es La Cobertoria. Comienzan los 80 túneles de Pajares, de presencia tan patente que los ferroviarios nunca enuncian el kilometraje del puerto, sino el número de túnel en el que están. «Éste, el 70, en herradura, lo cogemos en Fierros y, al salir de él veremos Fierros allá abajo», explica Vega. Luego viene el túnel de El Capricho, aquel «en el que las dos brigadas de construcción no se encontraron», agrega De La Varga.

El expreso viaja a 70 kilómetros hora y la locomotora va suave. Hay brigadas de trabajadores de mantenimiento de la línea a la altura de los túneles 53 y 22. «Esperan a que pasemos para empezar a trabajar; su labor es constante, tensando la catenaria, arreglando argayos o desperfectos de la vía», comenta Vega, quien reconoce que la línea de Pajares es bellísima de día: «Los hayedos rojos, las irisaciones anaranjadas al amanecer, las cascadas y torrentesÉ».

Llega el túnel 11, La Perruca, de tres kilómetros, frontera entre Asturias y León. Y, finalmente, el 9, el de Busdongo. A las 00.52 horas el expreso alcanza La Robla, y comienza a circular a 140 kilómetros hora. «Esta velocidad no la coge con mercancías, pero mirad qué bien responde», señala Miguel Álvarez. En León, otro grupo de amantes del ferrocarril espera al expreso con una pancarta de despedida. Y de nuevo, a 140, hasta Palencia y Venta de Baños, lugar de unión con los expresos de Santander e Irún-Bilbao.
Amantes del tren
Dentro del expreso, en clase preferente, viajan una docena de amantes del ferrocarril, jóvenes en su mayoría. Jesús Suárez es el tesorero de la «Don Pelayo»: «Esto es muy emocionante, pero nos da pena su desaparición, porque cumplía un servicio».

Javier Díaz y Ana Belén Gallego son novios avilesinos. Él dice estar «francamente triste; mi padre viajaba en este tren desde Villalegre a Madrid cuando yo era pequeño; incluso pudo haber viajado alguna vez con esta misma locomotora. Conservo los billetes de mi padre. A mí, el expreso también me ha prestado un buen servicio; es como si este tren fuese mi amigo».

Francisco Fernández viajó por primera vez en el expreso Asturias-Madrid el 22 de septiembre de 1951: «¿Quién me iba a decir ese día que en 2007 estaría haciendo este último viaje?».

Sin ser adoradores del ferrocarril, también viajan Ángeles Nacarinos -«es verdad que viajando así se hacían amistades»- y su marido, Pedro Hurtado, ferroviario. Son de Alcalá de Henares. Tampoco es fanática del tren la gijonesa Lorena Álvarez-Sala -descendiente del pintor Ventura, o del arquitecto Enrique-, que viaja desde León a Madrid, para ver a su novio. «Este año he hecho el viaje unas quince veces y sabía que hoy era el último día». En total viajan 24 pasajeros en preferente y dos en camas. En Venta de Baños, 30 minutos de parada y nueva sesión de fotos de los aficionados. «Son como las pilas Duracell, duran, duran y duranÉ», bromea Ana Belén Gallego sobre su novio y resto de amantes del tren.

En el restaurante Sandoval, «la cantina más ferroviaria de España», juegan al tute los lugareños -«¡Arrastro!», etcétera-. «¡****!, hay callos», advierte Francisco Fernández. «Venga, una ración». La locomotora 251.004 es enganchada a los dos coches que suben desde Madrid a Asturias.

Vuelta a Gijón. Son las 3.05 de la mañana. El tren trae cinco cabinas y 40 plazas ocupadas. A las 7.31 de la mañana, el tren llega a la villa de Jovellanos. El último expreso que en su última madrugada alcanzaba Gijón llega cuatro minutos antes de su desaparición.

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp ... he-expreso
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El Costa Vasca també el suprimeixen?
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El 'Costa Vasca' se jubila por la vía rápida
La alta velocidad saca de la circulación al tren nocturno que une Madrid con Bilbao, Vitoria e Irún, que permitía llegar a la capital descansado y sin necesidad de hotel

23.12.07 - SERGIO GARCÍA
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PASAJEROS AL TREN. Manuel despide a Simoné, su mujer, momentos antes de que el convoy efectúe su salida de la estación de Bilbao-Abando. / REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO GARCÍA

EVOLUCIÓN DEL SERVICIO
Allá por los años 60, el tren nocturno ofrecía plazas sentadas de 1ª y 2ª clase, literas y coches-cama, que con el tiempo dieron paso a los coches de 1ª tipo salón y a los dormitorios con ducha. «La época dorada» del 'Costa Vasca' se extiende hasta la década de los 80, cuando había un tren sólo con coches-cama -«¿Llegó a juntar catorce!»- y el 'Expreso', con literas, camas y plazas sentadas tipo compartimento, seis asientos reclinables en 1ª y ocho no reclinables en 2ª. La línea estaba electrificada a 1.500 voltios hasta Miranda, y al doble a partir de allí. El 'Costa Vasca' ha ido evolucionando del típico compartimento a los coches climatizados y luego, por cuestión de accesibilidad, al de tipo salón.El 'Costa Vasca' ha entrado en vía muerta. Lo hizo ayer, después de décadas de incesante trasiego entre la cornisa cantábrica y ese Madrid Villa y Corte en el que, antes o después, confluían todos los destinos. Desaparecen las dos ramas -el Madrid-Bilbao y el Madrid-Vitoria-Irún-, y con ellas lo hacen el expreso de Santander -el antiguo 'Puerto de Castilla'- y el 'Costa Verde', que llegaba hasta Gijón. Su retirada significa el adiós definitivo a los trenes nocturnos, al menos, a las líneas radiales que conectaban la capital de España con el Norte. EL CORREO ha sido testigo esta semana de las últimas horas del mítico convoy, al que una huelga desconvocada 'in extremis' restó lustre el viernes al bloquear durante días la venta de billetes.

¿Por qué este adiós? La explicación hay que buscarla en el tren de alta velocidad, que priva de sentido invertir una noche entera en recorrer 500 kilómetros cuando convoyes como el Alvia recién inaugurado tardarán apenas cuatro horas y 43 minutos en recorrer el mismo trayecto. La despedida, sin embargo, es triste y está cargada de nostalgia y unas gotas de resentimiento. El 'Costa Vasca' tiene su público y, aunque resulte paradójico, prácticamente todas las personas con las que habló este periódico en su penúltimo viaje preferían un trayecto de nueve horas frente a otro que dura la mitad de tiempo, «aunque sólo sea porque permite al usuario descansar mientras viaja, no hacerlo de víspera y ahorrarse el hotel» a su llegada a destino, lo que, bien mirado, tampoco carece de lógica.

«El principal activo de estos trenes es que aprovechabas la noche para dormir y luego tenías el día entero para hacer gestiones y a una hora en que la ciudad ya está en marcha», explica Ángel, responsable de Planificación de Renfe-Bilbao y miembro de la Asociación de Amigos del Ferrocarril. «Las ventajas no se le escapan a nadie y el perfil de usuario era de lo más diverso».

Combate desigual

La sentencia de muerte que ha supuesto la irrupción de la alta velocidad es sólo el último capítulo de un declive que comenzó mucho tiempo atrás, con la paulatina incorporación de los viajeros al coche particular, el avión o el autobús de línea. El último capítulo de esta 'crónica negra' la ha escrito el Alvia, un Talgo-Bombardier de ancho variable que puede alcanzar los 250 kilómetros por hora a partir de Valladolid. A su lado, el 'Costa Vasca' no es rival. Aunque puede alcanzar los 130, la duración del viaje adaptado al tráfico nocturno frisa las ocho horas y media, ya que a las seis de rigor se suman casi dos de los tiempos de espera. El combate no podía ser más desigual.

Tan dilatada trayectoria es un pozo sin fondo de anécdotas. Juan José Aramburu ahora está jubilado, pero durante doce años bajaba a Madrid todos los meses para asistir a reuniones de la Kutxa. «Podría escribir un libro, desde aquella vez que viajé junto al coche-cama que ocupaban el actor Alfredo Landa y su mujer -«Se tiraron todo el viaje hablando de su piso en la calle Urbieta»-, o esa otra que «cayó una nevada tremenda y llegué con ocho horas de retraso a Chamartín, tarde a todas las reuniones y con tiempo sólo para comprar un billete de vuelta»; hasta aquella, en la época más dura de ETA, que entró la Policía a gritos en mi coche-cama pidiéndome la documentación. ¿Me dieron un susto tremendo!».

Otras resultan más... entretenidas. César, bilbaíno, no olvidará nunca aquella vez que, acurrucado en su compartimento, vio entrar a una pareja en Burgos. «En cuanto se sentaron, empezaron a follar...¿Y no pararon hasta Valladolid! Yo, que estaba cansado y me había hecho el dormido, tuve que aguantar así más de una hora. Qué noche me dieron».

Natxo es vitoriano y sus recuerdos del 'Costa Vasca' sólo tienen un rombo y se remontan a la más tierna infancia. Sus viajes transcurrían entre bostezos y ese estribillo del tipo 'cuándo llegamos'. «Recuerdo la parada de Miranda, el frenazo brusco que te desvelaba y la sensación de que el viaje no acababa nunca». Y las luces del coche-cama: la general, la morada, otra para leer... A falta de 'play station', era un auténtico juguete para un chaval».

Cuando el tren abandonó la estación de Abando el jueves, los coches-cama vacíos eran mayoría. Sólo algunos de los pasajeros estaban al corriente de que se trataba del penúltimo viaje -CC OO había levantado horas antes el paro que bloqueó durante días la venta de billetes del viernes-. Juan Luis Sánchez, 85 años, y su mujer, Esther López -«Hace muchos que cumple 65»-, recordaban la vez que se estropeó la calefacción «y tuve que hacer el viaje vestido porque hacía un frío que pelaba».

Carlos Ayala, interventor, ha sido testigo de excepción de momentos como estos y de muchos otros. Desde conversaciones de madrugada con Paco Valladares acunados por el vaivén del vagón hasta aquella ocasión en que estuvo a punto de perder a un viajero diabético que se había olvidado la jeringuilla. «Fue una carrera contra el reloj para darle un chusco de pan. Si no lo llegamos a encontrar, no lo cuenta».

En Miranda, los dos coches procedentes de Bilbao se unieron a los tres de Irún y Vitoria. La maniobra, que llevaba aparejado el cambio de máquina por otra de más potencia, era el prólogo de lo que ocurriría en Venta de Baños, cuando al convoy refundido se le unieron los llegados de Asturias y Santander. Para cuando el tren alcanzó horas más tarde Madrid, se había convertido en una larga serpiente de nueve coches que se abría paso entre los tinglados de Chamartín.

«Como un submarino»

En Miranda se unieron a la expedición Alfredo Rodríguez, 48 años, albañil en Burdeos -«¿Que retiran el 'Costa Vasca'? Menuda putada»-; Arturo Méndez, pintor de brocha gorda también en Burdeos -«Llevo 8 años cogiendo este tren y jamás ha funcionado la tele»-; y Gabriel, un chaval de 23 años, 'erasmus' en Nantes «que vuelvo a casa por Navidad, como el turrón». Pero la sentencia más dura fue, sin duda, la de la vitoriana Maite Ramos. Pasó toda la noche con su novio, Olivier, en un compartimento con seis literas, ocupadas las demás por Alfredo y su cuadrilla. «Esto es como un submarino. Qué horror de noche. Lo primero que he visto ha sido un pie así de grande», exclamaba. Ella y su pareja se dirigían a Barajas para embarcar rumbo a Colombia, donde conocerá a la familia de él.

Al 'Costa Vasca' le espera una muerte rápida y poco lucida. Desguazarán los coches que fueron testigos de tantos flirteos, de negocios entre el humo del tabaco y, quién sabe, si hasta de decisiones de esas que cambian el rumbo de un país. Todo se reducirá a escombros. Por la vía rápida.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/ ... 71223.html
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Lògica espaterrant

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La explicación hay que buscarla en el tren de alta velocidad, que priva de sentido invertir una noche entera en recorrer 500 kilómetros cuando convoyes como el Alvia recién inaugurado tardarán apenas cuatro horas y 43 minutos en recorrer el mismo trayecto.
Ah, no sabia que, per arribar a Madrid pels volts de les nou del matí, era més còmode sortir poc després de les quatre de la matinada que no pas la nit anterior i dormir còmodament al tren.
a: Preposició que indica lloc, temps, atribut, etc.
ha: 3a persona singular del present indicatiu del verb haver


Sense educació no hi ha democràcia.
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