Re: Músics als trens i metro.
Posted: Monday 01/04/2013 22:28
Los agentes de seguridad no pueden estar controlando todos los trenes a todas horas. Pero, como tantas veces, estamos viendo el dedo y no hacia donde apunta. Los músicos no desaparecen de ningún ferrocarril metropolitano hasta que la gente no deja de darles dinero. Es entonces que ven que a falta de negocio se tendrán que ir a tocar a otra parte. Pensar que a la fuerza se puede mantener alejados a los músicos de turistas inconscientes con ganas de dar propinas es utópico, si ya es difícil la tarea más prioritaria del personal de seguridad, que es brindar seguridad a todos los usuarios.
Tampoco entiendo esta excesiva criminalización de esta gente. Evidentemente los guardias deben hacer su trabajo, pero considerando que esa gente no representa una amenaza a la seguridad de la gente, no se puede considerar como prioritario expulsarlos. De hecho, creo que es perjudicial a la seguridad del viajero que los guardias se pasen horas y horas al día tomando datos de músicos y expulsándolos, cuando deberían de estar vigilando para la seguridad de la gente. No me parece justo quedarse tan ancho diciendo que los guardias de seguridad, TMB, o quien sea, hace un mal trabajo porque abundan los músicos, cuándo los músicos sólamente existen si pueden sacar dinero de su entorno. No recuerdo ver a ningún músico en el tranvía de Zúrich, y eso a pesar de que jamás vi a ningún guardia de seguridad. Creo que es evidente que la ausencia de músicos no se debe a mano dura por parte de la vigilancia, sino al civismo de la gente, que tiene la conciencia de no recompensar a los músicos por hacer algo que esta prohibido. Mendigos y demás son resultado de una sociedad con mucha pobreza por un lado, y una inconciencia ciudadana que prefiere dar limosnas que no ser consecuente y aportar donativos a programas sociales que ayudan más a la gente pobre.
La idea de apartar a la fuerza este síntoma del incivismo y la ignorancia de la sociedad que esta recompensando a gente que infringe las normas no es más que poner ketchup sobre la pechuga podrida (Wyoming dixit), a la vez que nos lavamos las manos apuntando a las fuerzas de seguridad y la empresa operadora como responsables, pero ignorando por completo que el fomento de esta práctica se debe al colectivo de viajeros que sigue dando propinas a estos individuos. Y esto es una solución igual de burda que la que emplea el gobierno cuando reprime manifestaciones ciudadanas, o cuando multa la indigencia: ocultar los sintomas no quitará la enfermedad.
Tampoco entiendo esta excesiva criminalización de esta gente. Evidentemente los guardias deben hacer su trabajo, pero considerando que esa gente no representa una amenaza a la seguridad de la gente, no se puede considerar como prioritario expulsarlos. De hecho, creo que es perjudicial a la seguridad del viajero que los guardias se pasen horas y horas al día tomando datos de músicos y expulsándolos, cuando deberían de estar vigilando para la seguridad de la gente. No me parece justo quedarse tan ancho diciendo que los guardias de seguridad, TMB, o quien sea, hace un mal trabajo porque abundan los músicos, cuándo los músicos sólamente existen si pueden sacar dinero de su entorno. No recuerdo ver a ningún músico en el tranvía de Zúrich, y eso a pesar de que jamás vi a ningún guardia de seguridad. Creo que es evidente que la ausencia de músicos no se debe a mano dura por parte de la vigilancia, sino al civismo de la gente, que tiene la conciencia de no recompensar a los músicos por hacer algo que esta prohibido. Mendigos y demás son resultado de una sociedad con mucha pobreza por un lado, y una inconciencia ciudadana que prefiere dar limosnas que no ser consecuente y aportar donativos a programas sociales que ayudan más a la gente pobre.
La idea de apartar a la fuerza este síntoma del incivismo y la ignorancia de la sociedad que esta recompensando a gente que infringe las normas no es más que poner ketchup sobre la pechuga podrida (Wyoming dixit), a la vez que nos lavamos las manos apuntando a las fuerzas de seguridad y la empresa operadora como responsables, pero ignorando por completo que el fomento de esta práctica se debe al colectivo de viajeros que sigue dando propinas a estos individuos. Y esto es una solución igual de burda que la que emplea el gobierno cuando reprime manifestaciones ciudadanas, o cuando multa la indigencia: ocultar los sintomas no quitará la enfermedad.