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Accidente de tren en Santiago: Los expertos apuntan a una cadena de posibles errores técnicos y humanos
Los sistemas de seguridad más modernos habrían evitado que el tren fuera a 190 kilómetros por hora
Sucesos | 26/07/2013 - 00:00h | Última actualización: 26/07/2013 - 11:45h
Accidente de tren en Santiago: Los expertos apuntan a una cadena de posibles errores técnicos y humanos
Todas las respuestas que explican la muerte de al menos 80 personas están en la caja negra del Alvia 730-S que sufrió el trágico accidente en las inmediaciones de la estación de Santiago de Compostela. Hasta que se haga público su contenido, los diferentes expertos consultados se inclinan por una concatenación de errores técnicos y humanos.
La caja, que ya está en manos del juez, explicará a qué velocidad circulaba el tren en cada momento -el conductor dijo nada más producirse el accidente que iba a 190 km/h y así ha quedado registrado-, cuándo fue consciente el maquinista de que iba demasiado deprisa para lo cerca que estaba de la estación, cuándo accionó el freno y después el freno de emergencia, y cómo es posible que todo eso sucediera a pesar de las reiteradas medidas de seguridad de las que disponen las vías y que deberían haber informado al maquinista con antelación de que iba demasiado rápido.
Una de las pocas cosas sobre las que no ofrecerá respuestas esa caja negra es sobre la oportunidad y el riesgo de la curva donde se produjo el accidente. El gestor de las infraestructuras ferroviarias, Adif, informó de que el tramo en que se produjo el descarrilamiento se denomina una "zona de integración urbana". Esto es, una zona de transición entre la alta velocidad y una estación.
La proximidad de los andenes de Santiago, sólo a 4 kilómetros, es lo que justifica, según Adif, el trazado de una curva tan pronunciada en donde la limitación es de 80 km/h. Lo que viene a decir que el riesgo no está en la curva, sino en la velocidad con que se aborda el tramo, que entró en servicio en diciembre del 2011 y donde conviven las líneas de alta velocidad y las convencionales.
Para evitar que los trenes vayan más rápido de lo que deben existen los sistemas de seguridad que aseguran la intercomunicación entre los trenes y las vías. En España existen dos de estos sistemas: el European Rail Traffic Management System (ERTMS) y el Aviso de Señales y Frenado Automático (ASFA). El ERTMS es el más moderno y seguro. Está instalado en todas las vías de alta velocidad y también en los tramos de cercanías de los grandes núcleos urbanos. La versión más avanzada de este sistema no sólo advierte al tren de que circula más rápido de lo autorizado en cada tramo, sino que además lo frena automáticamente para que no supere la velocidad autorizada y se adecue a la señalización. Las fuentes consultadas coincidieron ayer en señalar que si el tramo donde tuvo lugar el descarrilamiento hubiese tenido este sistema de seguridad, el accidente no se habría producido.
Pero el del siniestro es un tramo semiurbano, donde Adif decidió no instalarlo y los expertos están de acuerdo en que, basándose en criterios técnicos, "no era prioritario". El sistema ASFA, con el que sí cuenta ese tramo de vía, debería haber sido suficiente para evitar el siniestro. ASFA está formado por una serie de balizas que se sitúan antes de las señales y al paso de las propias señales y que informan al maquinista cuando va a demasiada velocidad. La señal acústica y lumínica en el cuadro de mandos de la locomotora obliga al conductor a responder accionando un botón con el que se da por enterado de la información, pero la decisión última de qué hacer con el tren corresponde al propio conductor, según explicaron fuentes del sindicato de maquinistas (Semaf). Sólo si el conductor no acciona el mando correspondiente, el sistema ASFA para el tren. Es plenamente eficaz en casos como el desvanecimiento del maquinista, pero no previene un posible error humano. Por tanto, o bien las balizas no funcionaron o el conductor se dio por enterado pero no frenó.
Esa redundancia de medidas de seguridad es lo que lleva a Alicia Pena, directora de Ingeniería Civil de la Escuela Politécnica de la Universidad Europea de Madrid, a calificar este siniestro de