Re: T-1 del Prat
Posted: Tuesday 16/06/2009 9:23
http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/n ... ertos.html
Gracias a la T1, Barcelona asciende hoy a la primera división de los aeropuertos
Heathrow, Madrid, Munich, Frankfurt, Amsterdam, Roma y Hong Kong son modelos para bien o para mal
ÓSCAR MUÑOZ | Barcelona | 16/06/2009 | Actualizada a las 03:31h | Ciudadanos
La T1 aupará a Barcelona a la primera división de los aeropuertos. Así será, al menos en cuanto a la modernidad y dimensiones de sus instalaciones, algo que con las terminales A, B y C -ahora T2- era inalcanzable. Hoy por hoy, las cifras de tráfico no permiten a El Prat estar en el selecto grupo de las 30 ciudades con más pasajeros del mundo -en el 2008 ocupó el lugar 34.º- aunque sí en el top ten europeo, ya que es el noveno.
La nueva terminal T1 del Aeropuerto de El Prat, ha supuesto una inversión de 1.200 millones de euros y en plena operatividad permitirá procesar en solitario más de 30 millones de pasajeros al año
La nueva terminal T1 del Aeropuerto de El Prat, ha supuesto una inversión de 1.200 millones de euros y en plena operatividad permitirá procesar en solitario más de 30 millones de pasajeros al año / Mané Espinosa
Ahora se dan las condiciones físicas para crecer. La capacidad conjunta de la T1 y la T2 es de 55 millones de viajeros anuales, un techo que parece difícil de alcanzar a corto y medio plazo. El año pasado, ya en crisis, se cerró con 30,1 millones, después de que el 2007 se alcanzaran 32,6 millones, cifra récord. Los responsables del aeropuerto ven factible superar los 28 millones este año, aunque, precisa su director, Fernando Echegaray, "es difícil hacer previsiones, puede haber fluctuaciones". En cualquier caso, continúa, "tenemos capacidad para ir más allá del 2025", cuando ya estará el edificio satélite, que se está proyectando. "El objetivo -prosigue el director- es tenerlo listo cuando el mercado lo requiera". Con este añadido, la capacidad llegará a 70 millones de pasajeros, un registro que en la actualidad sólo supera Atlanta.
Los responsables de El Prat son conscientes de lo que está en juego. Pocos discutirán que la T1 va a impresionar por su grandiosidad, luminosidad... Cierto. De esto se ha hablado y escrito mucho. Pero lo que va a contar es si es cómoda para el usuario, si los trayectos se hacen con rapidez, si las maletas no se pierden y se recogen con celeridad, si la oferta comercial es atractiva o si es sencillo acceder en vehículo privado o en transporte público.
Lo que ocurre en los aeropuertos que son referentes para la capital catalana, especialmente los más cercanos -los europeos- da pistas sobre lo que se tiene que hacer y lo que se debe evitar. Y, además de todos los aspectos propios de los diseños arquitectónico -de Ricardo Bofill- y operativo -de los técnicos de Aena-, hay una cuestión fundamental que los gestores de El Prat han planificado al milímetro: la puesta a punto. "Si los preparativos no se hacen bien -explica Ángel Gallego, responsable de la transición a la T1- el riesgo de fracaso es elevado". Valga como ejemplo el caos del estreno de la T5 de Heathrow -primer aeropuerto europeo y tercero mundial, con 67 millones de pasajeros-, en marzo del 2008, que se saldó con los servicios equipaje suspendidos por la acumulación de maletas y 34 vuelos cancelados. Para vacunarse de desastres de este tipo, continúa Gallego, "se necesitan no menos de 20 semanas previas a la puesta en servicio para probarlo todo", un requisito que ha cumplido la T1, que, además, en cuestión de equipajes, incorpora lo último en tecnología.
Del mismo autor que la T5 londinense -Richard Rogers- es la T4 de Barajas, la terminal objeto de todo tipo de comparaciones con la flamante T1 barcelonesa. La principal pega de la instalación madrileña -con sus cuatro terminales y la satélite recibió 50,8 millones de pasajeros el año pasado (11. º mundial y el 4. º de Europa)- es lo largos que se hacen los trayectos desde la zona de facturación hasta las de embarque, un periplo que parece más extenso del que en realidad es por la gran cantidad de elementos que hay en el edificio. En el haber de Barajas está su conexión en transporte público con el centro de la ciudad. La T4 -al igual que las otras tres terminales- disponen de estación de metro. Barcelona tendrá que esperar tres años para que llegue la L9.
El Prat mira otros aeropuertos europeos. Uno es Munich (34,5 millones de pasajeros, 27.º del mundo y 7.º de Europa), cuya nueva terminal funciona a la perfección, como Frankfurt (53,4 millones, 9.º del mundo y 3.º de Europa), que, a pesar de sus gigantescas dimensiones, también destaca por su eficiencia. Y lo mismo podría decirse de Amsterdam (47,4 millones, 14.º del mundo y 5.º de Europa). Peor valoración recibe Roma (35,1 millones de viajeros, 25.º mundial y 6.º europeo), por su aspecto desgastado y por detalles como el cobro de 1 euro, que no se devuelve, por el uso de los carritos.
Hay otros ejemplos lejanos. Como Hong Kong (47,8 millones, 12.º del ranking), grandioso aeropuerto diseñado por Norman Foster, que también firma el de Pekín (55,6 millones, 8. º ) . Las nuevas terminales asiáticas destacan, además de por su tamaño, por el lujo de sus instalaciones.
Gracias a la T1, Barcelona asciende hoy a la primera división de los aeropuertos
Heathrow, Madrid, Munich, Frankfurt, Amsterdam, Roma y Hong Kong son modelos para bien o para mal
ÓSCAR MUÑOZ | Barcelona | 16/06/2009 | Actualizada a las 03:31h | Ciudadanos
La T1 aupará a Barcelona a la primera división de los aeropuertos. Así será, al menos en cuanto a la modernidad y dimensiones de sus instalaciones, algo que con las terminales A, B y C -ahora T2- era inalcanzable. Hoy por hoy, las cifras de tráfico no permiten a El Prat estar en el selecto grupo de las 30 ciudades con más pasajeros del mundo -en el 2008 ocupó el lugar 34.º- aunque sí en el top ten europeo, ya que es el noveno.
La nueva terminal T1 del Aeropuerto de El Prat, ha supuesto una inversión de 1.200 millones de euros y en plena operatividad permitirá procesar en solitario más de 30 millones de pasajeros al año
La nueva terminal T1 del Aeropuerto de El Prat, ha supuesto una inversión de 1.200 millones de euros y en plena operatividad permitirá procesar en solitario más de 30 millones de pasajeros al año / Mané Espinosa
Ahora se dan las condiciones físicas para crecer. La capacidad conjunta de la T1 y la T2 es de 55 millones de viajeros anuales, un techo que parece difícil de alcanzar a corto y medio plazo. El año pasado, ya en crisis, se cerró con 30,1 millones, después de que el 2007 se alcanzaran 32,6 millones, cifra récord. Los responsables del aeropuerto ven factible superar los 28 millones este año, aunque, precisa su director, Fernando Echegaray, "es difícil hacer previsiones, puede haber fluctuaciones". En cualquier caso, continúa, "tenemos capacidad para ir más allá del 2025", cuando ya estará el edificio satélite, que se está proyectando. "El objetivo -prosigue el director- es tenerlo listo cuando el mercado lo requiera". Con este añadido, la capacidad llegará a 70 millones de pasajeros, un registro que en la actualidad sólo supera Atlanta.
Los responsables de El Prat son conscientes de lo que está en juego. Pocos discutirán que la T1 va a impresionar por su grandiosidad, luminosidad... Cierto. De esto se ha hablado y escrito mucho. Pero lo que va a contar es si es cómoda para el usuario, si los trayectos se hacen con rapidez, si las maletas no se pierden y se recogen con celeridad, si la oferta comercial es atractiva o si es sencillo acceder en vehículo privado o en transporte público.
Lo que ocurre en los aeropuertos que son referentes para la capital catalana, especialmente los más cercanos -los europeos- da pistas sobre lo que se tiene que hacer y lo que se debe evitar. Y, además de todos los aspectos propios de los diseños arquitectónico -de Ricardo Bofill- y operativo -de los técnicos de Aena-, hay una cuestión fundamental que los gestores de El Prat han planificado al milímetro: la puesta a punto. "Si los preparativos no se hacen bien -explica Ángel Gallego, responsable de la transición a la T1- el riesgo de fracaso es elevado". Valga como ejemplo el caos del estreno de la T5 de Heathrow -primer aeropuerto europeo y tercero mundial, con 67 millones de pasajeros-, en marzo del 2008, que se saldó con los servicios equipaje suspendidos por la acumulación de maletas y 34 vuelos cancelados. Para vacunarse de desastres de este tipo, continúa Gallego, "se necesitan no menos de 20 semanas previas a la puesta en servicio para probarlo todo", un requisito que ha cumplido la T1, que, además, en cuestión de equipajes, incorpora lo último en tecnología.
Del mismo autor que la T5 londinense -Richard Rogers- es la T4 de Barajas, la terminal objeto de todo tipo de comparaciones con la flamante T1 barcelonesa. La principal pega de la instalación madrileña -con sus cuatro terminales y la satélite recibió 50,8 millones de pasajeros el año pasado (11. º mundial y el 4. º de Europa)- es lo largos que se hacen los trayectos desde la zona de facturación hasta las de embarque, un periplo que parece más extenso del que en realidad es por la gran cantidad de elementos que hay en el edificio. En el haber de Barajas está su conexión en transporte público con el centro de la ciudad. La T4 -al igual que las otras tres terminales- disponen de estación de metro. Barcelona tendrá que esperar tres años para que llegue la L9.
El Prat mira otros aeropuertos europeos. Uno es Munich (34,5 millones de pasajeros, 27.º del mundo y 7.º de Europa), cuya nueva terminal funciona a la perfección, como Frankfurt (53,4 millones, 9.º del mundo y 3.º de Europa), que, a pesar de sus gigantescas dimensiones, también destaca por su eficiencia. Y lo mismo podría decirse de Amsterdam (47,4 millones, 14.º del mundo y 5.º de Europa). Peor valoración recibe Roma (35,1 millones de viajeros, 25.º mundial y 6.º europeo), por su aspecto desgastado y por detalles como el cobro de 1 euro, que no se devuelve, por el uso de los carritos.
Hay otros ejemplos lejanos. Como Hong Kong (47,8 millones, 12.º del ranking), grandioso aeropuerto diseñado por Norman Foster, que también firma el de Pekín (55,6 millones, 8. º ) . Las nuevas terminales asiáticas destacan, además de por su tamaño, por el lujo de sus instalaciones.