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La Vanguardia:
La Línea 4 interrumpirá durante dos meses gran parte de su tramo playero por obras
Las tareas de acondicionamiento pretenden aminorar las vibraciones que disturban a los vecinos de la zona | Los técnicos han probado cinco sistemas distintos para reducir los temblores | La intervención en las vías permitirá también impermeabilizar el túnel que por estar cerca del mar tiene muchas filtraciones
F. Peirón / Ó. Muñoz | 21/06/2007 | Actualizada a las 03:30h
Desplazarse en metro esta época estival hasta el litoral de Barcelona será algo más difícil a partir del próximo 26 de junio y hasta el 26 de agosto. El tramo de la línea 4 comprendido entre Ciutadella y la estación terminal, La Pau, permanecerá cerrado estos dos meses para poder afrontar las tareas de acondicionamiento del túnel de cara a eliminar las vibraciones que durante muchos años ha sido el caballo de batalla de los vecinos de esta zona del distrito de Sant Martí, en especial del barrio del Poblenou. Las pancartas hablaban en los balcones y las ventanas mucho antes de que se generara el síndrome por el hundimiento del Carmel.
Una flota de autobuses ofrecerá un servicio alternativo para cubrir este trayecto, con la misma frecuencia que el metro, aunque, inevitablemente, esta situación causará molestias a los usuarios. Otra opción para acceder a la zona litoral más cercana al Besòs es usar el Trambesòs. La T4, procedente de Ciutadella-Vila Olímpica y de Glòries, transcurre por la Diagonal y tiene parada en el Fòrum. También puede tomarse la línea 2 del metro, apearse en una de las estaciones de la rambla Guipúscoa (Bac de Roda, Sant Martí o La Pau) y bajar a las playas en autobús.
La megafonía del suburbano empezó ayer a anunciar este relevante corte ferroviario en la línea amarilla por la cantidad de viajeros que se verán afectados. Pese a que las dos paradas playeras centrales - Barceloneta y Ciutadella-Vila Olímpica, donde concluirá el viaje estas semanas- quedan a salvo, el tramo incluye estaciones tan populares como Bogatell, Llacuna, Poblenou, Selva de Mar, Maresme Fòrum, Besòs Mar, Besòs y La Pau. La mayoría de ellas da acceso a las playas, además de atender la demanda de un área con mucha movilidad por desplazamientos laborales y turísticos. El Fòrum, uno de los enclaves de ocio diurno y, en especial, nocturno potenciados por el Ayuntamiento - incluso como alternativa para descongestionar las fiestas de Gràcia-, se encuentra en medio de esta intervención casi de orfebrería si se valoran las diversas soluciones ensayadas que han sido descartadas.
Estos trabajos, que tienen un coste total algo por encima de los siete millones de euros, se iniciaron a principios de año. Sólo se realizaban en horario nocturno, una vez concluido el servicio, puesto que estaban circunscritos exclusivamente a las estaciones de Bogatell, Llacuna, Poblenou y Selva de Mar, que es el tramo concreto en el que se lleva a cabo esta reforma. Una afectación tan centrada en las cavernas y en horario after hours hacía que en lo único que se podía percibir este proceso de rehabilitación era en la velocidad de los trenes. Los convoyes reducían la marcha cuando pasaban por esas cuatro estaciones.
Pero ahora, a partir del próximo martes, llega el momento de atacar el túnel que enlaza entre ellas. Esta nueva situación hace inviable que las obras se desarrollen exclusivamente en horario nocturno. El corte del servicio se prolonga, por razones técnicas, a la parada anterior y a las posteriores del tramo en cuestión puesto que los inconvenientes que se crearían a los usuarios por bajar, subir a un autobús y volver al metro serían muchos más que la alternativa adoptada por TMB de estirar la interrupción hasta el final, hasta La Pau.
Los trabajos consisten en levantar un tramo doble de vía de 2,4 kilómetros y sustituir las traviesas, que, además, dejarán de tener unas sujeciones rígidas y pondrán otras con enganches elásticos para amortiguar el impacto. También se reducirán las distancias entre traviesas, que pasará de 65 a 50 centímetros, se cambiarán los raíles por otros más pesados y se renovará el balasto. El operativo organizado para este acondicionamiento permitirá combatir las filtraciones de agua.
El hecho de que la línea discurre a poca profundidad y de que está cerca del mar son dos factores de gran influencia en estas filtraciones. La solución consiste en colocar un filtro geotextil que impermeabilizará la base del túnel, se reparará el sistema de drenaje y se construirán canalizaciones de evacuación.
Pero los problemas no son sólo de infraestructura. La antigüedad del material móvil que circula por la L4, que tiene 30 años, acrecienta el nivel de las vibraciones. La incorporación de 15 trenes de la serie 2100, procedentes de la L2, fabricados a finales de los 90 y que tienen menor fricción sobre las vías, contribuirá a reducir aún más estas molestias.
Hace años que los vecinos se quejan de estas perturbaciones. Algunos lo hacen desde que el suburbano llegó a esta zona, hace tres décadas. Y no sólo han protestado por las vibraciones. También lo han hecho por la aparición de grietas, extremo que TMB y la Conselleria de Política Territorial niegan que tenga relación con el paso del metro.
La solución tiene su historia. Antes de la que se está aplicando se probaron otros cuatro sistemas para reducir las vibraciones. En julio del 2004, TMB encargó un estudio a la Universitat Politècnica de Catalunya que confirmó que en los 2,4 kilómetros afectados se superaban los límites de vibraciones fijados por la ley. Entonces se decidió instalar unas suspensiones especiales entre los raíles y las traviesas de madera para amortiguar el contacto entre ambas. No funcionó.
La siguiente prueba consistió en combinar estas suspensiones con la reducción de la velocidad de circulación de los trenes a su paso por la zona crítica. Tampoco tuvo éxito.
En febrero del 2005 se experimentó el tercer sistema, consistente en algo tan sorprendente como comprobar que todas las ruedas de los metros eran realmente redondas y que todas las vías por las que pasaban eran realmente planas. Es decir, que ni unas ni otras estuviesen desgastadas por los elevados niveles de fricción que se producen por la circulación de los convoyes. Nuevo fracaso. Entonces se optó por un sistema - el cuarto- mucho más complejo y costoso consistente en desmontar toda la vía y poner una manta elástica aislante debajo de los raíles. La operación se probó en un tramo de cien metros pero se descartó. Descubrieron que el material empleado era inflamable.