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El crudo lleva a la recesión
La menor utilización del petróleo en Occidente no ha reducido su impacto
Cuando Richie Arens, operador del mercado de crudo en Nueva York, decidió pagar 100 dólares por barril de crudo Brent el pasado miércoles - cincuenta centavos más que el precio de mercado-, perdió 500 dólares en la operación pero demostró un buen sentido de la historia.
La compra impulsó durante unos minutos el precio hasta los 100 dólares, convirtiendo el miércoles 2 de enero del 2008 en la fecha simbólica de la era de energía cara, de la imparable demanda de China e India y de la nueva ola de nacionalismo energético desde Caracas hasta Moscú.
El miércoles pasado puede llegar a simbolizar también el inicio de la recesión del 2008, al menos en EE. UU. Diez de las once últimas recesiones estadounidenses se han producido poco después de un alza fuerte del precio del crudo, la última de ellas en el 2001. Y aunque los economistas siguen debatiendo la cuestión de si los shocks petroleros son la causa de las recesiones, Andrew Oswald, economista de la Universidad de Warwick, sostiene que el impacto negativo del crudo caro sobre los resultados empresariales puede ser tres veces mayor de lo calculado: "Los shocks del precio del crudo son una causa muy importante de las recesiones, así que es lógico pensar que con el barril en 100 dólares vamos a tener una recesión mundial bastante severa".
El factor petróleo en la desaceleración es clave. En circunstancias normales, la Reserva Federal respondería enérgicamente a la última subida del paro en Estados Unidos hasta el 5%, pero la duplicación del precio del crudo en doce meses ha causado presiones inflacionistas que le complican mucho la vida. Todo esto coincide con graves problemas financieros. "Tenemos una crisis de petróleo de los setenta a la vez que una crisis de crédito del siglo XXI", declaró Estephanie Griffith-Jones, economista de la Universidad de Columbia.
Muchos expertos sostienen que los shocks petroleros hacen bastante menos daño a las economías occidentales que hace 30 años. Los países ricos son mucho menos dependientes del crudo que antes, conforme se ha ido sustituyendo el petróleo por el gas en la generación de electricidad y la importancia del sector manufacturero, con elevado consumo de energía, ha disminuido. El 34% de la demanda europea en 1970 consistía en fuel para generación de electricidad y uso manufacturero.
Ahora es el 14%.
En EE. UU. y Japón, el descenso en porcentaje es aún mayor. Es más, hace años que disminuye mientras se incrementa la demanda de China e India sin frenar su crecimiento. Las subidas de precios del petróleo tienen efectos contradictorios, señala Paul Horsnell, de Barclays Capital.
Los países productores del golfo Pérsico, por ejemplo, ya son responsables de un porcentaje cada vez más grande del aumento de la demanda del crudo, así que, en este caso, "las subidas del precio generan mas demanda", dice. Asimismo, países productores desde Rusia hasta el golfo Pérsico empiezan a invertir grandes cantidades de dólares en activos occidentales, contrarrestando la desaceleración. "El impacto de estas subidas es más o menos neutral; hay perdedores y ganadores", afirma Horsnell.
Pero Oswald rechaza este optimismo. "Occidente usa menos petróleo para generación eléctrica e industria pero más en transporte", asegura. Es más, "se ha sustituido el petróleo por otras fuentes de energía como el gas y estas siguen el precio del crudo". Un ejemplo de esto se dio el pasado viernes en el Reino Unido al anunciar la eléctrica N-Power, de capital alemán, una subida de tarifas del 18%, que achacó a un aumento del precio del gas y electricidad al por mayor del 60% en once meses.