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Adif ahueca la Meridiana para colocar la estación de Rodalies
• Derriban un tramo del viejo túnel de Renfe donde irá el futuro andén central
• Las obras se hacen las 24 horas para poder reabrir el paso cortado en septiembre
EL PERIÓICO
BARCELONA
La próxima semana hará dos meses que empezó el mayor corte, por su duración y por el número de pasajeros afectados, de la red de Rodalies a causa de las obras de construcción de la nueva estación de La Sagrera en la Meridiana. El cierre del túnel que recorre el subsuelo de la avenida en paralelo a la galería de la L-1 del metro, entre las estaciones de Sant Andreu Arenal y El Clot-Aragó, está previsto que finalice el próximo 12 de septiembre, aunque la estación no debe estar acabada hasta final de año. Los responsables del gestor de infraestructuras Adif mostraron ayer sobre el terreno cómo avanza el derribo, recién iniciado, de un tramo del viejo túnel que dará paso a la estructura de la futura parada con su andén central, vestíbulos y accesos. Los trabajos se hacen de día y de noche en el lado montaña de la Meridiana, entre las calles de Garcilaso y del Cardenal Tedeschini.
Una parte del cajón de hormigón de la nueva infraestructura se ejecutó ya cuando acabó hace dos años la reforma de la estación del metro de las líneas L-1 y L-5. Los trabajos actuales suponen la prolongación del nuevo espacio subterráneo en 114 metros adicionales hasta alcanzar los 370 que tendrá en total.
MENOS RUIDO / El pasado marzo se colocaron una treintena de las grandes vigas que acabarán de cubrir el espacio de la estación. Ahora se está derribando por sectores el tramo de túnel (construido en 1954) situado en el ámbito del futuro andén. Para ello se utiliza, entre otra maquinaria pesada, una excavadora con una enorme pinza que, a diferencia de las clásicas taladradoras de percusión, rompe la bóveda de hormigón haciendo poco ruido, como mostraron ayer los ingenieros de la obra.
En la zona donde se desarrollan todos estos trabajos hay, a una escasa decena de metros, edificios de viviendas de 11 plantas. Lo que sí causa impacto en el exterior durante la noche es el trasiego de camiones que van sacando los escombros por la boca situada a la altura de la calle del Cardenal Tedeschini, aunque Adif asegura que este movimiento se reduce «al mínimo imprescindible» para poder ir despejando el espacio subterráneo de las obras.
Cuando concluya el derribo, que avanza con lentitud pero sin cesar las 24 horas, se rebajará hasta cuatro metros en el punto más alto la base de la cavidad para poner así las vías de Rodalies, por las que pasarán las líneas R-3, R-4 y R-7, al mismo nivel que las del metro. Este cambio permitirá dar continuidad al vestíbulo del intercambiador en un solo nivel y aprovechar mejor el espacio.
El proyecto incluye, además de la construcción del andén central de 200 metros de largo y 6,4 de ancho, la creación de dos vestíbulos a ambos extremos. El del acceso que estará situado a la altura de la calle de Martí i Molins (aunque siempre en el lado montaña) será exclusivo para las líneas de Rodalies. En cambio, el situado al sur, cerca del actual acceso de la calle de Garcilaso de la estación del metro de la L-1 y L-5, será compartido con el suburbano y formará el núcleo principal de este gran nudo de transbordos.
Además de las tres líneas de Rodalies y de las dos de metro citadas, por el intercambiador de La Sagrera (nombre definitivo que le ha dado la Autoritat Metropolitana del Transporte) pasarán también la L-9/L-10 y la L-4, cada una con su propia estación y túnel, aunque durante varios años con un uso cambiado.
GALERÍAS PARALELAS / La L-9/L-10, que funcionará dentro de unas semanas llevando hasta aquí los trenes automáticos de los tramos en servicio de Santa Coloma de Gramenet (L-9 desde Can Zam) y Badalona (L-10 desde Gorg) utilizará tanto la parada ubicada bajo Felip II como la galería pertenecientes a la futura prolongación de la L-4 desde La Pau.
Ello será así porque el túnel propio y paralelo de la L-9/L-10 servirá durante los próximos cuatro años, tiempo que se prevé dure la excavación del tramo La Sagrera-Mandri, como paso de explotación de las obras para sacar al exterior los escombros que genera la tuneladora en su avance y para introducir las dovelas con las que va construyendo las paredes de la galería.
Cuando toda la nueva ruta automática esté abierta hasta el aeropuerto y la Zona Franca, convoyes y viajeros pasarán por las instalaciones de cada línea. La estación propia de la L-9, que está en sus inicios, se construirá en la calle de Honduras, en el lado mar de la Meridiana.