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El Ayuntamiento plantea un gran bus segregado por la avenida Diagonal
El Ayuntamiento está abierto a que un bus de gran capacidad y segregado enlace Francesc Macià y Glòries | Ex altos cargos técnicos municipales cuestionan en un debate la reforma y consulta ciudadana de la avenida
ÓSCAR MUÑOZ | Barcelona | 11/12/2009 | Actualizada a las 03:31h | Ciudadanos
Que vaya a ser el tranvía el motor de la reforma del tramo central de la Diagonal, el principal proyecto urbanístico -o al menos el de mayor valor simbólico- que el Ayuntamiento de Barcelona tiene entre manos, no es asunto cerrado. Los más altos responsables de la Casa Gran se plantean otros sistemas, aunque en todo caso debe ser un medio de transporte público de gran capacidad que discurra por la superficie de la avenida sobre una plataforma reservada que le permita circular a una velocidad atractiva. Hoy por hoy, sólo hay una alternativa: autobuses articulados.
La derecha de la Diagonal. El tramo de la avenida entre el paseo Sant Joan y Glòries es el menos comercial. Técnicamente entraña grandes complejidades en los cruces con Aragó y Marina
La derecha de la Diagonal. El tramo de la avenida entre el paseo Sant Joan y Glòries es el menos comercial. Técnicamente entraña grandes complejidades en los cruces con Aragó y Marina / Mané Espinosa
El cuarto teniente de alcalde y máximo responsable del área de Urbanismo e Infraestructuras, Ramón García Bragado, dejó abierta esta posibilidad ayer en el marco de un debate sobre la reconversión del tramo central de la más importante de las avenidas de Barcelona organizado por el RACC. "No pongo el tranvía sobre la mesa como condición, pero sí el transporte público segregado", manifestó el edil en una de sus intervenciones. El sistema puede ser, continuó, "cualquiera de los que la industria pueda ofrecernos. En todo caso -precisó-, entre las plazas Francesc Macià y Glòries debe haber una línea con cinco paradas capaz de circular a una velocidad comercial de 16 km/ h, equiparable a la que alcanza el Trambaix a su paso por la parte alta de la avenida.
Hay tiempo para definir qué sistema se implantará. "Hoy hablamos de tranvías -prosiguió García Bragado-, pero antes de que la reforma sea efectiva habrá otras tecnologías que tendremos que estudiar". De las palabras del concejal se deduce que, en la consulta ciudadana prevista para la primavera, quede abierta la posibilidad de que sea el tranvía u otro sistema similar de transporte público en superficie en las opciones que se presenten.
En el debate de ayer participaron antiguos altos cargos técnicos y algunos también políticos municipales o metropolitanos. Estuvo Josep Anton Acebillo, que fue arquitecto jefe y actualmente sigue vinculado al Ayuntamiento en su condición de consejero delegado de la agencia Barcelona Regional; Joan Miquel Solans, antiguo delegado de Urbanismo y ex director general del mismo ámbito en la Generalitat; Joan Torres, que fue concejal de Via Pública y hoy preside Ferrocarrils; Alfred Morales, ex coordinador de Circulación y en la actualidad consejero delegado de, BSM; Albert Serratosa, que dirigió el Plan General Metropolitano; y el arquitecto Oriol Bohigas, que además de concejal de Cultura, fue delegado de Urbanismo.
Todos los participantes coincidieron en la necesidad de disponer de más información sobre el comportamiento de la movilidad en la Diagonal, en el Eixample y en el conjunto de la ciudad porque un cambio importante en la avenida tendrá un impacto sobre el resto de Barcelona. Joan Antoni Solans fue el más rotundo en este aspecto: "Hacen falta más estudios rigurosos, sobre todo de las intensidades del tráfico y de los orígenes y destinos", manifestó. El antiguo delegado de Urbanismo también solicitó conocer las soluciones que se están analizando. "No nos equivoquemos -advirtió-, que nos enseñen los estudios y propuestas, en caso contrario, todo lo que digamos serán teorizaciones e ideología".
¿HACE FALTA UNA REFORMA?
Todos los participantes coincidieron en que sí es necesaria una actuación en la avenida, aunque las diferencias fueron muy importantes en cuanto al alcance que debe tener. Josep Anton Acebillo y Oriol Bohigas fueron los menos proclives a grandes cambios. "Si fuese necesaria una reforma, la menor posible", sentenció el primero, ya que, a su juicio, la avenida tal y como está "no funciona mal". El segundo consideró que "cambios sí, pero quizás más de mantenimiento que una transformación radical" porque, se preguntó, "una nueva Diagonal, ¿para qué? ¿Para resolver qué problema?" A favor de una intervención en profundidad se manifestaron Alfred Morales y Joan Torres porque creen que la avenida no funciona ni para los coches, ni para los autobuses, ni para los peatones, ni para los ciclistas ni para la distribución comercial.
Ramón García Bragado abogó por adaptar la Diagonal, que fue proyectada hace 150 años, a las nuevas necesidades de los barceloneses, "priorizando a los peatones y el transporte público" y, en todo caso, "preservando la imagen que tenemos de la avenida". En suma, que la nueva Diagonal debe funcionar de manera distinta a la actual sin desvirtuar su aspecto, que forma parte del imaginario colectivo de la ciudad. Y, en cuanto a la afectación de las obras - un asunto que preocupa a los responsables municipales, conscientes de que los barceloneses las temen-el edil quiso lanzar un mensaje tranquilizador: "No serán tan estresantes como las de Rosselló o Mallorca - aseguró-porque esta será una operación en superficie que no precisará máquinas pesadas como las que se usan en el metro o el AVE y podrá hacerse por fases".
¿DEBE HACERSE UNA CONSULTA?
El desacuerdo en este aspecto es notorio. El teniente de alcalde defendió la participación de los ciudadanos, pronunciándose en relación a propuestas concretas. "La sociedad para la que trabajamos es exigente -argumentó- aunque esto no quiere decir que vayamos a preguntarlo todo". El edil está convencido de que el Ayuntamiento "será capaz de plantear diversas opciones, sin tener que entrar en detalles como la altura de los árboles". En contra de que se pregunte a los ciudadanos se manifestaron claramente Bohigas y Acebillo, quienes abogaron por dejar en manos de los expertos cuál será la mejor solución para la Diagonal. "Si me tienen que operar de un riñón, hay que hablar con los que entienden no preguntar a la opinión pública", bromeó el primero.
¿DEBE PASAR EL TRANVÍA?
La apuesta del Ayuntamiento por el tranvía -o, como puntualizó ayer García Bragado, otro medio de transporte potente al aire libre- tampoco es la mejor solución para buena parte de los técnicos que participaron ayer en el debate. Una vez más, Acebillo y Bohigas fueron los más críticos con esta idea. "El problema de la Diagonal es el tranvía", afirmó el consejero de delegado de Barcelona Regional, agencia que, recordó, hizo un estudio que descartó este medio de transporte en el tramo central de la avenida por las afectaciones que tendría en el tráfico rodado del Eixample. Para el ex arquitecto jefe municipal, apostar por el tranvía es situar a Barcelona "en la segunda división de las ciudades" ya que este medio de transporte es más propio de urbes de 100.000 o 150.000 habitantes que de grandes metrópolis. Bohigas fue más allá y acusó a los responsables municipales de ocultar que la reforma se hace por algo "que no se confiesa, la decisión política de hacer pasar el tranvía, y una vez decidido esto no hace falta decir nada más". En todo caso, ambos arquitectos se mostraron contrarios a que sea este medio de transporte el que preste servicio en el corazón de la Diagonal. "Habría que discutirlo científicamente, un sistema tan pesado no es el mejor", dijo Bohigas. Acebillo defendió otras posibilidades de futuro como los tapices rodantes o los taxis eléctricos a la demanda, soluciones de futuro que se están proyectando en otras ciudades que den "respuestas flexibles" a los ciudadanos. Y si la respuesta tiene que ser ferroviaria, aboga por el tren, el metro o incluso el tranvía, pero subterráneos. Albert Serratosa también se mostró partidario de un metro o tranvía bajo tierra y de la mejora de la circulación de los autobuses.
Joan Torres fue el más explícito en cuanto a la conveniencia del tranvía, que calificó de "medio de transporte joven que está creciendo de manera espectacular", tal y como puede comprobarse con los datos de viajeros en Barcelona con 95.000 viajeros diarios los días laborales (60.000 en el Trambaix y 35.000 en el Trambesòs). "No tiremos por la borda la oportunidad de conectarlos –apuntó–, quizás no ahora, pero hagamos el análisis".
¿SERVIRÍA UN TÚNEL?
El túnel que Fomento acepta estudiar entre Cornellà y Zona Universitària que podría tener continuidad bajo la Diagonal hasta Glòries tendrá una función distinta al transporte público en superficie que se implante, según García Bragado. En cambio, Acebillo considera que si se va a hacer esta galería, no tiene sentido poner un tranvía o algo parecido en la avenida. "El túnel –añadió– podría aprovecharse para cercanías o también para el tranvía". De todos modos, el teniente del alcalde descartó un soterramiento a poca profundidad debido a la presencia de un gran colector por el centro de la Diagonal. Este obstáculo también ha llevado a descartar la construcción de aparcamientos subterráneos.
¿SE EXPULSARÁN LOS COCHES?
El encuentro de ayer sirvió para que el representante del gobierno municipal aclarara algunos asuntos. Ramon García Bragado explicó que los cambios en la Diagonal serán importantes porque "se trata de reasignar las funciones que ahora tiene la avenida" de modo que "haya más espacio para los peatones y el transporte público" y, por tanto, "menos que ahora para el vehículo privado".
No obstante, descartó soluciones radicales como que los coches pasen de los ocho carriles actuales a dos (uno por sentido) o ninguno. "Plantearse algo así no tendría sentido", subrayó el teniente de alcalde. Por tanto, el coche dispondrá de al menos dos vías por sentido. Esta es la solución planteada por el área de Movilidad del Ayuntamiento, que, como informó La Vanguardia del pasado sábado, defiende una sección con tranvíayun carril por sentido para buses en la actual calzada central, aceras más anchas en los laterales y dos carriles por sentido entre los árboles para el tráfico privado. Con todo, el teniente de alcalde aclaró que "todavía no hay un proyecto que someter a debate, estamos trabajando en varias hipótesis con muchas personas y entidades". Lo que parece claro, es que habrá una disminución significativa del número de coches que circularán por la Diagonal con la intención de prácticamente eliminar el tráfico de paso.
El Ayuntamiento está convencido de que otras vías del Eixample serán capaces de absorber estos vehículos. "Si no demostramos que esto es viable, no podremos tirar adelante la reforma", reconoció García Bragado. Joan Torres y Alfred Morales no dudaron en que otras calles podrán quedarse con este tráfico, aunque para ello harán falta modificaciones. Ahora, gran parte del tráfico que pasa por la Diagonal lo hace por pequeños tramos para trayectos horizontales (Llobregat- Besòs). Estos dos ingenieros defienden que otras vías puedan cumplir esta función. Acebillo volvió a cargar contra la reforma por considerar que pretende expulsar el coche de la Diagonal, algo que considera "una barbaridad". A su juicio, el Eixample no podrá absorber el tráfico que deje de pasar por la Diagonal, que debe seguir siendo una calle yno otra cosa. Sobre esto último reivindicó la figura de Ildefons Cerdà que, recordó, "definió calles, plazas y parques, y la Diagonal era calle".