REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA EN LA RED DEL SUBURBANO
Una campaña informativa frenará los recelos al metro sin conductor
• Políticos y técnicos buscan contrarrestar a tiempo la "conmoción de las cabinas vacías"
• La automatización llegará en el 2008 a la L-11, antes del 2011 a la L-9 y luego a la L-2
Andén de la estación de Can Cuiàs de la L-11, con las puertas automáticas ya instaladas, el sábado. Foto: SERGIO LAINZ RAMON COMORERA
BARCELONA
Los usuarios del metro de Barcelona asistirán en poco tiempo a un cambio sin precedentes. Verán llegar trenes a las estaciones sin nadie que los conduzca o, al menos, que supervise in situ un tráfico ya muy automatizado pero que mantiene el control humano en la apertura y cierre de puertas. En el 2008 circularán los primeros convoyes automáticos por el banco de pruebas que será la L-11. Ante la novedad, políticos y técnicos consideran imprescindible desarrollar con tiempo una campaña informativa que frene "la conmoción de las cabinas vacías", según expresión del director general de Transport Terrestre, Manuel Villalante.
La intención de la Conselleria d'Obres Públiques es que toda la red funcione teledirigida desde el Centro de Control de Metro de La Sagrera. Se conseguirá así el nivel óptimo de "seguridad, eficiencia y frecuencia de paso", declaró la semana pasada el secretario para la Mobilitat, Manuel Nadal, en una jornada sobre el impacto de la conducción automática. Las intervenciones fueron unánimes en un punto: además de trabajar en la seguridad técnica, debe haber una estrategia de comunicación para abordar la percepción subjetiva de riesgo de los viajeros.
PUERTAS DE ANDÉN
El proceso de automatización empezará en las cuatro estaciones de la L-11, donde desde marzo se están instalando las puertas de andén (mamparas) que permitirán el acceso a los trenes sin conductor. La experiencia en esta corta línea que une Trinitat Nova y Can Cuiàs servirá para implantar el mismo sistema en los ramales de Badalona y Santa Coloma de la futura L-9, línea diseñada desde un principio para funcionar sin maquinistas. Nadal, no obstante, mantuvo la incertidumbre que rodea los plazos de la obra al aludir al "reto de poner en servicio los dos primeros tramos antes del fin de la legislatura", es decir, como máximo en otoño del 2010.
La siguiente línea que prescindirá del conductor, según el plan detallado por el director técnico de la Autoridad del Transporte Metropolitano, Marc García, será la L-2, seguida de la L-5 y, más tarde, de la L-1. Extender esta tecnología a los 86 kilómetros de red costará 350 millones, dijo García, lo mismo que cuatro kilómetros de túnel de doble vía. Una cifra no muy alta, añadió, a la vista de la mejora que supondrá y que podría pagarse con una combinación de fondos públicos y privados.
La automatización dará más seguridad y flexibilidad al servicio y permitirá una mejor adaptación a la demanda de los usuarios, según Antoni Pérez, gerente del sistema ATC de conducción automática de la L-9 de GISA, la empresa que gestiona las inversiones de la Generalitat. Pérez añadió que el personal desplazado se destinará a la atención al cliente.
Ramon Malla, gerente de TMB para la L-9 y L-11, dijo que muchas veces las mejoras tecnológicas pasan desapercibidas para el cliente, pero alertó que este no será el caso de la conducción automática, que se deberá explicar "con mucha antelación y claridad". Albert Alcarraz, representante del gestor catalán de infraestructuras Ifercat, anunció que se ha adjudicado un plan técnico de seguridad previo a la puesta en servicio de la L-9, pero advirtió de que debe haber igualmente "un plan potente de comunicación para contrarrestar riesgos subjetivos".
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