Claro, Nicolás (y Josep), te desarrollo ahora mismo mi punto de vista, confortado por la idea de que puedo contribuir a contener tu ingenuidad.
El problema, Nicolás, no es de clase, ni yo tengo nada contra los ricos, porque no tengo tendencias autolíticas. No sabía qué era FemCat, pero he entrado en su página web, he ido a la página de notas de prensa, y he visto que la última era de junio de 2011; he ido a ver quiénes componen el lobby en cuestión, y he visto que estaban las patums habituales. ¿Qué quieres que te diga? En mi opinión, les sirve a quienes participan.
El problema es fácil de explicar, y fácil de comprender para quien lleve un tiempo viviendo aquí.
Recuerdo que cuando llegué a Barcelona que uno de los pisos donde viví estaba cerca de los Quince, junto al Paseo Maragall. Allí había una academia de inglés de toda la vida, llamada Big Ben o algo así, que se publicitaba mediante un monigote con un señor con bombín. Al tiempo de estar yo en el barrio, abrieron, a dos calles de distancia, una inmensa escuela de idiomas llamada "Opening school", que realizó una intensa campaña publicitaria por radio, TV y prensa. Poco después, la academia Big Ben cerró. Sus potenciales alumnos estaban todos en Opening, que tenía precios más atractivos, horarios más flexibles y se publicitaba mucho más. Hasta allí, todo correcto. Luego, Opening fue a la quiebra de la noche a la mañana, dejó tirados a sus alumnos, se iniciaron multitud de procesos judiciales (algunos aún colean) y salió a la luz que la Generalitat le había entregado subvenciones por 20 MEUR. Recuerdo también una carta en La Vanguardia en que el dueño de una academia de idiomas que había tenido que cerrar (otra tipo Big Ben) se quejaba amargamente de que sus propios impuestos hubiesen servido para financiar deslealmente a la competencia y llevarle a su propia ruina. Por supuesto, nadie se responsabilizó de las ayudas, nadie explicó por qué esa empresa era merecedora de subvención pública, y cuando intervino el juez, no había nada de patrimonio para afrontar el reguero de deudas que dejó. Tal y como recogió la prensa de la época, la amistad entre Duran Lleida y la familia Martí, propietaria del tinglado, fue determinante para la obtención de los 20 MEUR que pasaron de las arcas públicas al bolsillo particular.
En el caso de Spanair, resulta que unos señores desean que el aeropuerto de Barcelona tenga un tráfico semejante al de Pequín. Unos, por ambición nacional y no tener que pasar por Madrid o París. Otros, porque son hoteleros y quieren ver sus hoteles llenos. Otros, no pocos, porque son constructores y quieren mover el hormigón. Otros tantos porque no saben de donde sacar dinero, y ven que el clima social es adecuado para promover una aerolínea. Los menos, porque creen que es genuinamente bueno para todos que haya muchos aviones que lleguen y partan de Barcelona. Y así sucesivamente. Como son patums locales, y tienen acceso al erario --están acostumbrados-- van y compran, ponen a un tal Soriano al frente --por supuesto, sin ninguna experiencia ni en gran empresa ni en logística, pero, eso sí, exvicepresidente o algo así del Barça-- y ¡hala! a volar. Claro que el asunto el ruinoso desde el principio. De hecho, la compra de la compañía a SAS es de traca: se le paga un euro y se reconoce una deuda con la propia SAS de más de 100 MEUR. Una vez adquirida la empresa por nuestros héroes de Femcat, y ante la ruina de la misma, deciden no jugarse su propio capital y llaman a la puerta de la Generalitat. Mediante sucesivas redistribuciones sociales, el capital al final lo conforma en su mayoría el sector público (en torno al 75%). Excelente. Como además la cosa no arranca, no tiene ni liquidez, hay que ir extrayendo dinero de las arcas públicas hasta la bonita cifra de 150 MEUR
que desaparecen enterrados. No solo eso, al cierre, la compañía tiene además una deuda vencida de 350 MEUR
, otra con sus trabajadores de 70 MEUR
y otros 9 MEUR
que corresponderán a la multa que le impondrá Fomento por haber cerrado de la noche a la mañana. Además, tiene más de un cuarto de millón de vuelos vendidos que no realizará. Todo esta deuda, en parte con entes públicos, no se recuperará nunca ya que la compañía carece de bienes (ningún avión era suyo).
Cuando llega el momento de analizar lo sucedido, la prensa representante de las patums realiza el siguiente análisis (hoy en La Vanguardia):
"[...]
la clase empresarial catalana, o barcelonesa, que renunció o no pudo comprometer recursos para demostrar por la vía de los hechos que creía en la posibilidad de convertir El Prat en un centro global (mundial) de conexiones aéreas y
se limitó a consentir un proyecto de dudosa solvencia, en el que no creía y del que sabía que estaba condenado al fracaso desde el primer día en que se puso en marcha.
Estaba claro que no conducía a ninguna parte. Spanair era una aerolínea quebrada, de la que ni su propietario de entonces, la escandinava SAS, quería saber nada, y que venía de protagonizar un desgraciado accidente en Barajas. Sólo la ingenuidad, y el deseo de algunos de tapar sus faltas, pudo hacer creer que con semejante instrumento se iba a insuflar nueva vida al aeródromo de la capital catalana.[...]
Penoso. Ni ellos mismo creían en el delirio del hub, pero claro, 500 MEUR (que es más o menos lo que ha desaparecido, entre inyecciones y deudas que no se pagarán) es un botín suculento, al que debe sumarse los ingresos que tuviera Spanair por su actividad. Todo eso se ha volatilizado. Pero, ¿por qué la Generalitat se avino? ¿Por qué los de Femcat no se vieron obligados a pagarse ellos la fiesta aeronáutica? Porque los Femcat, como antaño los Opening, son parte de la camarilla que, cuando viene el viento de popa, se queda con todos los beneficios, pero cuando vienen maldadas, entonces tiene siempre a su disposición la llave de la caja.
¿Pero no tiene miedo la Generalitat de que se le reproche el dispendio? ¿No teme que los contribuyentes reclamen explicaciones sobre la financiación de la ruinosa aventura de los nuestros próceres, de nuestra aristocracia mercantil? Ningún miedo, por jamás ha pasado nada. Aquí no habrá nadie responsable. Ni el tal Soriano, ni los del Femcat, ni el gobierno que empezó a tirar dinero, ni el que lo ha seguido tirando. Si les aprietan mucho, ya encontrarán un culpable: o el socorrido Madrid, o Bruselas (que veo que es por donde van), o Ryanair o vaya Vd. a saber, pero ellos no.
Y dirás, que no se podía prever que esto se iría al garete, que había que intentarlo. Bueno, te presumo la buena fe, pero como ves, ni la propia prensa afín sostiene una idea tan peregrina. No conozco ningún país que haya creado una compañía aérea de bandera en los últimos veinte años.
Todos los que tenían una, se han deshecho de ella, o lo han intentado. Las compañías se han ido fusionando entre sí para resistir, y por ejemplo ahora Iberia está prácticamente en manos de British Airways. Pero a Spanair ya no la quería nadie: ni Lufthansa, ni Avianca, ni los chinos, ni al final los árabes, pese a los viajes de Mas-Collell a Qatar para convencerles.
Y añadirás que en todo caso los Femcat no se han quedado el dinero, y tal. Bueno, de una parte, sus hoteles se han ido llenando con la gente que traía Spanair, de otro han colocado a los familiares menos espabilados a trabajar allí con sueldos fabulosos, por añadidura toda la contratación externa se ha hecho con las patums locales, a partir del traslado de la sede de Palma de Barcelona, y finalmente, el invento ha salido mal, pero, ¿y si hubiese salido bien? ¿Os imagináis la fiestecica de Femcat? Lo que han hecho es un aventura empresarial sin asumir el riesgo, es decir, sólo a ganancias, pero nunca a pérdidas.
Ahora vete tú a pedirle a la Generalitat no 150 MEUR, sino simplemente 150 euros, a ver qué te dicen. O si te va mal el negocio, pídele al Mas-Collell que vaya a interceder por ti a la otra punta del mundo.
No deja de tener su gracia que el día antes de hundirse irremisiblemente el tal Soriano aún tuviera el valor de presentarse en el Palau de la Generalitat a pedir más dinero. Lástima que en la caja ya no quede nada. Lo lógico hubiera sido que hubiera convocado a los Femcats y les hubiera dicho: "Escuchad, la idea fue vuestra, ya veis el panorama, contribuid" , pero eso ni se le pasó por la cabeza. Total: ¿Qué se puede esperar de una fundación empresarial que lleva ocho meses sin actualizar su web?
Consuélate, de todos modos. La política aeronáutica de la Generalitat y de su envés, Femcat, no es toda ella un fracaso. ¿No tenemos acaso el flamante aeropuerto de Alguaire? ¿No podríamos hacer allí el Hub?