Article de
@bcnmovilidad per enmarcar, de lectura
imprescindible per entendre la importància de l'Estació de França:
Estación de Francia: No entender que es indispensable es no entender el transporte público
Lamentable noticia la que hemos leído estos días, que
el ayuntamiento de Barcelona ha vuelto a poner sobre la mesa por enésima vez el posible cierre de la Estación de Francia. La regidora de ecología, urbanismo y movilidad,
Janet Sanz ha intentado quitarle peso a la polémica con un tuit en el que afirmaba que está “todo abierto”, aparentemente sin ser consciente que esa afirmación implica que, efectivamente, es una opción a considerar que se promueva el cierre de la estación, y que ya solo la consideración de esa opción supone abrir la puerta a la que sería
la mayor agresión al transporte público en Barcelona desde la supresión de los tranvías en 1971 a manos del alcalde franquista Porcioles.
Es profundamente deprimente que la mismísima regidora de ecología, urbanismo y movilidad demuestre semejante ignorancia sobre por qué es tan sumamente grave que no se descarte tajantemente la posibilidad de cerrar dicha estación.
Parecería ser que le han podido más los topicazos publicados ocasionalmente por determinados medios como La Vangurdia,
que nos hablan de que la Estación de Francia es una infraestructura “obsoleta”, sin tan solo molestarse en justificar esa afirmación, como si fuera algo completamente evidente. La mente de quienes promueven semejante desinformación no parece aún haber superado la gestión franquista del ferrocarril en los años 60, cuando se promovía el cierre de las estaciones término como la Estación de Francia y la Estación del Norte que no se consiguió salvar de ese frenesí por destrozar la red ferroviaria en nombre de una
modernidad mal entendida y a la cual en buena parte le debemos las constantes carencias en el servicio ferroviario como lo es la
saturación de los túneles urbanos de Barcelona.
Como siempre ante la paupérrima gestión de la movilidad a la que estamos acostumbrados en España sorprende el contraste con los demás países Europeos. Aunque por motivos prácticos las estaciones término hace tiempo que dejaron de ser preferentes, tampoco ha sido en absoluto común que se suprimieran, y
probablemente en España haya más casos de estaciones término suprimidas que en todo el resto de la UE sumado. [...]
[...] La Estación de Francia ha sido frecuentemente descrita con muchísimo acierto como
la “válvula de escape” del ferrocarril en Barcelona, ya que esa estación, cuyo
primer intento de cierre se remonta a los años 60, siempre consiguió sobrevivir por la sencilla razón de que
no hay donde mandar tantos trenes. De hecho, en los últimos años incluso se han sumado unos cuantos trenes de larga distancia que terminaban en Sants por la misma razón, de que
las 8 vías de Sants no son ni de asomo suficientes para todos los servicios que finalizan recorrido en Barcelona.
Un elemento clave a tener en cuenta aquí es que
La Sagrera no solventará este problema en lo más mínimo. A nivel de servicio de tren convencional, La Sagrera nace muerta:
El proyecto prevé 8 vías convencionales, que a priori suena a mucho, pero esas 8 vías se reparten entre dos líneas muy transitadas, la línea de Portbou por donde circulan los trenes de la R2 y los regionales R11, y la línea de Mataró, por donde circula la R1. Eso quiere decir que
restan sólamente 4 vías para cada una de esas líneas. Cuatro vías para líneas tan transitadas es poco más que un apeadero glorificado. Sin ir más lejos, Sants tiene 8 vías convencionales y ni siquiera tiene espacio para el término de los trenes regionales R11 provenientes de Girona/Figueres/Portbou, y esos trenes tienen que buscarse un hueco en Bellvitge.
Repetir ese esquema pasanta en La Sagrera significaría repetir esa situación, pero posiblemente agravada por el hecho de tener que recibir la plétora de líneas regionales al sur, mucho más numerosas que el itinerario único hacia el norte. De hecho, ya se ha oído hablar en ocasión de crear una
terminal en La Llagosta para esos trenes, lo cual significaría tener que
hacer más obras inútilmente, posiblemente perjudicar la terminal de mercancías de La Llagosta, y tener un montón de trenes circulando vacíos entre La Sagrera y La Llagosta, una distancia muchísimo mayor que de Sants a Bellvitge. Eso
no es ni eficiente ni ecológico. [...]
[...] El recientemente presentado
proyecto de soterramiento y cruce de líneas en La Torrassa incluye, con insólito acierto, los enlaces necesarios para que los trenes regionales pudiesen conservar su itinerario actual.
Toda esta explicación pretende aclarar por qué
la Estación de Francia es indispensable: Es el único espacio del que disponen y dispondrán los trenes regionales para finalizar su recorrido. Ni Sants ni La Sagrera ofrecen ese espacio, y la única alternativa distantemente posible sería la creación de una gran terminal de regionales en La Llagosta. No hay manera de comprender que un ayuntamiento que se dijera comprometido con el transporte público no comprendiese esta situación, y la perenne necesidad y utilidad de la Estación de Francia.
Pretender que las vías en una ciudad son algún tipo de vergüenza o indignidad es de un provincianismo infumable que no tiene parangón en absolutamente ningún país del mundo.
En Berlín el tren atraviesa en un histórico viaducto toda la ciudad, en París y en Londres hay toda una serie de estaciones término con sus playas de vías al descubierto y en medio de la ciudad, en Zúrich la entrada ferroviaria es inmensa y separa por completo partes de la ciudad sin que eso sea visto como un problema, sino que sencillamente es una necesidad que hay que asumir y a la que hay que adaptarse.
No tiene nada de izquierdas ni de ecológico ni de favorable al transporte público pretender que se gaste dinero y esfuerzo en reemplazar una infraestructura de un valor incalculable, perjudicando de paso enormemente el servicio ferroviario y la eficiencia de éste. Hablar de las vías de tren como una molestia y no una utilidad es de un nivel dialéctico plenamente comparable a las quejas por los carriles bici. ¿Vamos a rebajarnos a eso ahora?
[...] Cualquier punto de vista sobre la Estación de Francia que no parta de aceptar de que es una infraestructura indispensable es un punto de vista que ignora la necesidad del transporte público, del servicio de tren, y de la ecología, porque
no existe ningún transporte público más ecológico que el ferrocarril convencional. [...]
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