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Trenes a reacción

Posted: Thursday 17/07/2014 9:03
by JPlanas
Trenes a reacción

Las turbinas de gas han sido utilizadas en todo tipo de vehículos, desde coches deportivos a camiones, pasando por barcos y, por supuesto, en aviación. También se han ideado trenes a turbina, que por lo general se utilizan para mover un generador que transmite el movimiento a través de motores eléctricos a las ruedas.

Pero, dado el éxito de las turbinas en los aviones, ¿no se podría hacer algo parecido en un tren? Y, así, pensando en altísimas velocidades, un puñado de visionarios tomaron trenes y les “pegaron” varios turborreactores como si de aviones se tratara. Los resultados nunca fueron como para pensar en ir más allá de lo experimental, pero no cabe duda de que eran espectaculares. He aquí un somero repaso a ese tipo de locuras a reacción sobre raíles a través de los escasos ejemplos que fueron puestos en práctica en el mundo real.

El primer caso no es precisamente un tren con turborreactor, pero sirvió para abrir el apetito sobre conceptos similares. Se trata del célebre Schienenzeppelin (Zeppelin sobre raíles), propulsado por una hélice posterior, diseñado por el ingeniero aeronáutico alemán Franz Kruckenberg en 1929. Se construyó un modelo de demostración que llegó a superar los 200 kilómetros por hora, pero se consideró como inseguro y no llegó más allá de realizar algunas demostraciones. (También en TecOb).

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El Schienenzeppelin. Fuente.

Un concepto singular de tren a reacción fue el francés Aerotrain (ver artículo en TecOb), pensado para volar suspendido en el aire sobre un raíl de hormigón en forma de “T” invertida.

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El Aerotrain. Fuente: Societé Bertin.

He aquí el Escarabajo Negro (M-497 Black Beetle), un bicho raro experimental que fue probado en los Estados Unidos a mediados de los años sesenta. El tren, un modesto Budd diésel de toda la vida, iba equipado con dos turbinas General Electric J47-19 de segunda mano procedentes de un bombardero estratégico Convair B-36 Peacemaker (vídeo). En las pruebas llegó a rozar los 300 kilómetros por hora, pero la experiencia era terrorífica pues las vías y la estructura del tren no estaban pensadas para soportar el poder de los dos turborreactores. Aunque se consideró un experimento positivo, cuando hicieron números y vieron lo que costaría construir un vehículo adecuado, además de la modificación necesaria en las vías para garantizar la seguridad, hizo que el cacharro fuera enviado al olvido. (Más información en Popular Science).

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El M-497 Black Beetle. Fuente: GE Reports.

Finalmente nos visita un experimento soviético de los años setenta. Se trató del Tren-Laboratorio de Alta Velocidad. Alcanzaba hasta 250 kilómetros por hora y puede considerarse como el caso más complejo de todos, pues se planteó de forma muy seria para ser desplegado en diversas líneas de alta velocidad.

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Modelo experimental de tren a reacción soviético equipado con turborreactores procedentes de un avión Yak-40.