Pza. Cataluña: summer in the city
Posted: Sunday 23/09/2007 13:30
Hola,
Vosotros habreis tenido vuestras experiencias personales en lo relativo a transportes este verano, estoy seguro, pero yo os contaré la mía.
Ahí va una de indios:
Estaba un servidor un buen día de agosto en Comarruga y me dije, pues vamos a ir a BCN a dar una vueltecilla, comer por ahí, ver una peli en el cine y pasar el día. Y uno que es un buen ciudadano y quiere ir en tren a los sitios para contribuir a la causa, ni corto ni perezoso y tras un madrugón de los buenos para poder ir a la estación mal llamada de Sant Vicenç de Calders (si le diesen al tío que le puso ese nombre una torta por cada metro que hay desde esa estación a ese pueblo se quedaba sin cara...), cogí la línea C2 y me dirigí a la capital del mundo civilizado. O eso creía yo...
En principio, el tren salió a su hora, paró en todas las estaciones de la línea hasta BCN, excepto en la estación del Prat de Llobregat y Bellvitge, cosa que a unos extranjeros que iban al aeropuerto y que no comprenden estas paridas les hizo muchísima gracia, ya que tuvieron que ir hasta Sants y luego inversión de marcha. Póbrecillos, veían despegar a los aviones, los señalaban como niños pequeños como diciendo, "¡pero si está ahí! ¿a dónde nos llevan?" y mientras tanto el tren se alejaba de la zona. Cómico, si no fuese porque aquí estas cositas pasan.
Después de todo aquello, pues bueno, pasé el día en BCN.
Y al final, pues lógicamente todo tiene su fin y me dije, pues ya que estoy en la zona de Paseo de Gracia y Pza. Cataluña, pues voy a coger la C4 y me vuelvo. Maldita la hora en que se me ocurrió tal cosa, ¡qué horror!
Voy para la estación de Pza. Cataluña y bajo las escaleras... ¡con un par! ¿qué iba yo a pensar?. Entro y nada más bajar fue como si me diesen un bofetón de calor. La diferencia de temperatura entre la calle (boca de acceso de Ronda Universitat esquina Passeig de Gràcia) con el horno que tenían montado ahí abajo era espectacular. Hacía un calor ahí abajo que ni el infierno. O sea, es que era tercermundista. Bueno, "era" no, ES, porque sigue estando igual.
La estación llena de gente, en pleno mes de agosto... ojo, estamos hablando de una de las 3 estaciones más importantes del centro de la ciudad. Porque vamos, ya que tenemos que tener por cojones ese corredor irreal de cercanías que se nos ha impuesto, por lo menos, sus 3 estaciones básicas, a saber, Sants, Pza. Cataluña y Pg. de Gràcia, por lo menos deberían estar adecentadas y ser las 3 mejores estaciones de todo el núcleo de cercanías y de toda la red. Es decir y para entendernos, que ahí dentro no se puede uno morir de frío en invierno ni asar de calor en verano, es que eso es de cajón. Todo ello aparte demultitud de cosas que tampoco deben pasar en esas estaciones, pero bueno, lo dejaremos.
Empiezo a dar vueltas mirando al techo del vestíbulo buscando alguna toma de aire acondicionado de esas cuadradas para ver si sale algo de aire y ponerme debajo... nada, ya me podía poner donde quisiera que no salía aire por ninguna parte. Vergonzoso. Todo el mundo abanicándose con periódicos, con folletos de esos de propaganda que te dan por la calle para que vayas a degustar salchichas o para que te adivine el futuro en su bola de cristal "Anuska Adivina, recién llegada a BCN, veo tu futuro".
¡Qué calor! ¡qué vergüenza! ¡qué desastre de estación! ¡qué suciedad! todo lleno de papeles, las paredes pegajosas...
Y me digo, bueno, pues mientras llega el tren vamos a bajar a los andenes a ver si por lo menos allí abajo y mientras tren va y tren viene, por lo menos los propios trenes pasando a su velocidad, me hacen un poquito de aire... y bajé a los andenes porque ya quedaban unos 5 minutos para que viniese el tren. El andén repleto. Hasta los topes de gente. Todo el mundo igual, todos sudando. Los andenes de la L1 que se veían por los agujeros igualito. Hacía un calor allí abajo de la ai carai!. Un horno crematorio vamos, lamentable. Me caían los chorros de sudor por la cara, las patillas, detrás de la oreja... es que parecía Zidane el día del cabezazo. No podía más. Si llego a ver a la Ministra, le hago como a Materazzi.
Y en esto que 10 minutos más tarde de lo debido aparece un tren a Sant Vicenç de Calders (repito: si le diesen al tío que le puso ese nombre a esa estación una torta por cada metro que hay desde allí al pueblo de Sant Vicenç, se quedaba sin cara...). Un tren llenito a no va más. Se para, entra todo el mundo y arranca para Sants. No hace más que salir de la estación y de los andenes y... ¡patapán! se para en medio de ninguna parte, debió coincidir debajo de Universitat, y hala, a esperar.
A esperar... a esperar... a esperar... y a seguir esperando... y espera que te espera... y espera que te esperarás... y así una media horita larga, pero laaaaaaaaaaaaaarga. ¿Qué pasa? -preguntaba la gente- ah, no sé, decían otros, igual se ha averiado. Gracias al cielo que a alguien una vez se le ocurrió poner lavabos en los trenes de cercanías de RENFE cuando los diseñó. Sí, están hechos una porquería (culpa de la gente por otra parte que es guarra de cojones) pero por lo menos hay, porque si no... os aseguro que la cosa ya es que era insostenible.
Finalmente llegué a Comarruga, mal llamada en estos tiempos que corren Sant Vicenç de Calders, así como "la ai carai! de tarde" y allí encontré gente esperando en la estación a conocidos y familiares que habían salido hace unas dos horas de Barcelona por la línea de la costa, en un C2, y que preguntaban si había pasado algo porque todavía no había llegado el tren.
Si alguno teneis algo que añadir o más experiencias veraniegas asados a la brasa en las estaciones de la City...
Saludos,
Sergio
Moraleja: En cuanto se pueda, me compro un coche, con mi airecito acondicionado, la música que me gusta, que me lleva de puerta a puerta y se acabó.
Vosotros habreis tenido vuestras experiencias personales en lo relativo a transportes este verano, estoy seguro, pero yo os contaré la mía.
Ahí va una de indios:
Estaba un servidor un buen día de agosto en Comarruga y me dije, pues vamos a ir a BCN a dar una vueltecilla, comer por ahí, ver una peli en el cine y pasar el día. Y uno que es un buen ciudadano y quiere ir en tren a los sitios para contribuir a la causa, ni corto ni perezoso y tras un madrugón de los buenos para poder ir a la estación mal llamada de Sant Vicenç de Calders (si le diesen al tío que le puso ese nombre una torta por cada metro que hay desde esa estación a ese pueblo se quedaba sin cara...), cogí la línea C2 y me dirigí a la capital del mundo civilizado. O eso creía yo...
En principio, el tren salió a su hora, paró en todas las estaciones de la línea hasta BCN, excepto en la estación del Prat de Llobregat y Bellvitge, cosa que a unos extranjeros que iban al aeropuerto y que no comprenden estas paridas les hizo muchísima gracia, ya que tuvieron que ir hasta Sants y luego inversión de marcha. Póbrecillos, veían despegar a los aviones, los señalaban como niños pequeños como diciendo, "¡pero si está ahí! ¿a dónde nos llevan?" y mientras tanto el tren se alejaba de la zona. Cómico, si no fuese porque aquí estas cositas pasan.
Después de todo aquello, pues bueno, pasé el día en BCN.
Y al final, pues lógicamente todo tiene su fin y me dije, pues ya que estoy en la zona de Paseo de Gracia y Pza. Cataluña, pues voy a coger la C4 y me vuelvo. Maldita la hora en que se me ocurrió tal cosa, ¡qué horror!
Voy para la estación de Pza. Cataluña y bajo las escaleras... ¡con un par! ¿qué iba yo a pensar?. Entro y nada más bajar fue como si me diesen un bofetón de calor. La diferencia de temperatura entre la calle (boca de acceso de Ronda Universitat esquina Passeig de Gràcia) con el horno que tenían montado ahí abajo era espectacular. Hacía un calor ahí abajo que ni el infierno. O sea, es que era tercermundista. Bueno, "era" no, ES, porque sigue estando igual.
La estación llena de gente, en pleno mes de agosto... ojo, estamos hablando de una de las 3 estaciones más importantes del centro de la ciudad. Porque vamos, ya que tenemos que tener por cojones ese corredor irreal de cercanías que se nos ha impuesto, por lo menos, sus 3 estaciones básicas, a saber, Sants, Pza. Cataluña y Pg. de Gràcia, por lo menos deberían estar adecentadas y ser las 3 mejores estaciones de todo el núcleo de cercanías y de toda la red. Es decir y para entendernos, que ahí dentro no se puede uno morir de frío en invierno ni asar de calor en verano, es que eso es de cajón. Todo ello aparte demultitud de cosas que tampoco deben pasar en esas estaciones, pero bueno, lo dejaremos.
Empiezo a dar vueltas mirando al techo del vestíbulo buscando alguna toma de aire acondicionado de esas cuadradas para ver si sale algo de aire y ponerme debajo... nada, ya me podía poner donde quisiera que no salía aire por ninguna parte. Vergonzoso. Todo el mundo abanicándose con periódicos, con folletos de esos de propaganda que te dan por la calle para que vayas a degustar salchichas o para que te adivine el futuro en su bola de cristal "Anuska Adivina, recién llegada a BCN, veo tu futuro".
¡Qué calor! ¡qué vergüenza! ¡qué desastre de estación! ¡qué suciedad! todo lleno de papeles, las paredes pegajosas...
Y me digo, bueno, pues mientras llega el tren vamos a bajar a los andenes a ver si por lo menos allí abajo y mientras tren va y tren viene, por lo menos los propios trenes pasando a su velocidad, me hacen un poquito de aire... y bajé a los andenes porque ya quedaban unos 5 minutos para que viniese el tren. El andén repleto. Hasta los topes de gente. Todo el mundo igual, todos sudando. Los andenes de la L1 que se veían por los agujeros igualito. Hacía un calor allí abajo de la ai carai!. Un horno crematorio vamos, lamentable. Me caían los chorros de sudor por la cara, las patillas, detrás de la oreja... es que parecía Zidane el día del cabezazo. No podía más. Si llego a ver a la Ministra, le hago como a Materazzi.
Y en esto que 10 minutos más tarde de lo debido aparece un tren a Sant Vicenç de Calders (repito: si le diesen al tío que le puso ese nombre a esa estación una torta por cada metro que hay desde allí al pueblo de Sant Vicenç, se quedaba sin cara...). Un tren llenito a no va más. Se para, entra todo el mundo y arranca para Sants. No hace más que salir de la estación y de los andenes y... ¡patapán! se para en medio de ninguna parte, debió coincidir debajo de Universitat, y hala, a esperar.
A esperar... a esperar... a esperar... y a seguir esperando... y espera que te espera... y espera que te esperarás... y así una media horita larga, pero laaaaaaaaaaaaaarga. ¿Qué pasa? -preguntaba la gente- ah, no sé, decían otros, igual se ha averiado. Gracias al cielo que a alguien una vez se le ocurrió poner lavabos en los trenes de cercanías de RENFE cuando los diseñó. Sí, están hechos una porquería (culpa de la gente por otra parte que es guarra de cojones) pero por lo menos hay, porque si no... os aseguro que la cosa ya es que era insostenible.
Finalmente llegué a Comarruga, mal llamada en estos tiempos que corren Sant Vicenç de Calders, así como "la ai carai! de tarde" y allí encontré gente esperando en la estación a conocidos y familiares que habían salido hace unas dos horas de Barcelona por la línea de la costa, en un C2, y que preguntaban si había pasado algo porque todavía no había llegado el tren.
Si alguno teneis algo que añadir o más experiencias veraniegas asados a la brasa en las estaciones de la City...
Saludos,
Sergio
Moraleja: En cuanto se pueda, me compro un coche, con mi airecito acondicionado, la música que me gusta, que me lleva de puerta a puerta y se acabó.