Reinauguració de Saint Pancras a Londres
Posted: Friday 09/11/2007 10:19
Del Diario El Litoral:
Saint Pancras
Estación victoriana renace para acercar París y Londres
En los 60 cayó en el olvido, aunque la tenacidad de un poeta inglés la salvó de ser demolida. Construida en 1868, la victoriana estación londinense de Saint Pancras recupera su antiguo esplendor para unir, en dos horas y quince minutos, el centro de la capital británica y París.
"Posiblemente sea demasiado buena para la utilidad que le depara", reivindicaba hace más de un siglo el arquitecto George Gilbert Scott, creador de lo que se convirtió en el espacio cerrado más grande del mundo, coronado a 30,5 metros de altura por una bóveda de 73,2 metros de diámetro.
Casi 140 años y una inversión de 800 millones de libras (1.670 millones de dólares) han sido necesarios para dotar a Saint Pancras de una grandeza comparable a la que quería Scott: convertir el viejo edificio victoriano en una moderna terminal del siglo XXI, por la que pasarán 45 millones de viajeros al año.
Aunque Londres tendrá que esperar hasta el próximo 14 de noviembre para ver la estación en funcionamiento, la reina Isabel II la inauguró en compañía de su esposo, el duque de Edimburgo.
Junto a la estación se estrenan los 35 kilómetros de túnel subterráneo entre Londres y el Canal de la Mancha, que permitirán reducir en veinticinco minutos el tiempo que actualmente tarda el Eurostar desde la estación de Waterloo, al otro lado del Támesis, hasta París.
Un tejado de 18.000 paneles de cristal, tecnología Wi-Fi, monitores de pantalla táctil, suelos realizados con materiales nobles y pantallas de cristal líquido con los horarios de los trenes son algunas de las características de esta nueva estación, destinada a recibir los trenes Eurostar que en un tiempo récord unirán Londres con París, Lille, Calais, Aviñón y Bruselas.
Con la mente puesta en la Grand Central Terminal de Nueva York, arquitectos, diseñadores y artistas de renombre internacional como Norman Foster, Alastair Lansley, Philippe Starck o Paul Day participaron en la renovación del complejo de edificios victorianos donde, junto a la estación, se halla también el Midland Gran Hotel.
Este edificio, diseñado igualmente por Scott, pone a punto su interior para abrir sus puertas en 2009, convertido en un hotel de cinco estrellas de la cadena Renaissance.
Se trata de la última gran oportunidad que Londres les brinda a la estación y el hotel, sólo cuarenta años después de que ambos lograran evitar la demolición que la estética antivictoriana de los sesenta pedía a gritos.
Su conservación fue posible gracias a la campaña liderada por el poeta John Betjeman, un enamorado del ferrocarril, que escribió sobre ese "magnífico cobertizo para trenes, suficientemente grande para devorar las nuevas locomotoras".
Un ambiente cinematográfico
Aunque la capital británica le ha vuelto hasta ahora la espalda, el lugar no pasó inadvertido a la industria cinematográfica: la apariencia del abandonado hotel se hizo popular entre directores de cine, que utilizaron el edificio para rodar escenas de películas como "Richard III" (1995) y "Batman Begins" (2005).
Coronada por un gran reloj victoriano, réplica exacta del modelo concebido por el relojero del Big Ben, la estación cuenta con lujosos restaurantes, un supermercado ecológico y el bar de champán más largo de Europa.
"Queremos que sea un lugar de encuentro para Europa", afirma Mike Luddy, el director del proyecto, para el que el artista británico Paul Day ha diseñado una escultura de bronce de nueve metros de altura en la que se puede ver a una pareja de jóvenes enamorados besándose.
Lugar de intercambios, de compras, de idas y vueltas, la combinación de la tecnología y la arquitectura del siglo XIX con la del XXI de la conocida como la "Catedral de los ferrocarriles" da como resultado otro destino obligado para turistas y una nueva y majestuosa puerta de entrada a la capital británica.
Saint Pancras
Estación victoriana renace para acercar París y Londres
En los 60 cayó en el olvido, aunque la tenacidad de un poeta inglés la salvó de ser demolida. Construida en 1868, la victoriana estación londinense de Saint Pancras recupera su antiguo esplendor para unir, en dos horas y quince minutos, el centro de la capital británica y París.
"Posiblemente sea demasiado buena para la utilidad que le depara", reivindicaba hace más de un siglo el arquitecto George Gilbert Scott, creador de lo que se convirtió en el espacio cerrado más grande del mundo, coronado a 30,5 metros de altura por una bóveda de 73,2 metros de diámetro.
Casi 140 años y una inversión de 800 millones de libras (1.670 millones de dólares) han sido necesarios para dotar a Saint Pancras de una grandeza comparable a la que quería Scott: convertir el viejo edificio victoriano en una moderna terminal del siglo XXI, por la que pasarán 45 millones de viajeros al año.
Aunque Londres tendrá que esperar hasta el próximo 14 de noviembre para ver la estación en funcionamiento, la reina Isabel II la inauguró en compañía de su esposo, el duque de Edimburgo.
Junto a la estación se estrenan los 35 kilómetros de túnel subterráneo entre Londres y el Canal de la Mancha, que permitirán reducir en veinticinco minutos el tiempo que actualmente tarda el Eurostar desde la estación de Waterloo, al otro lado del Támesis, hasta París.
Un tejado de 18.000 paneles de cristal, tecnología Wi-Fi, monitores de pantalla táctil, suelos realizados con materiales nobles y pantallas de cristal líquido con los horarios de los trenes son algunas de las características de esta nueva estación, destinada a recibir los trenes Eurostar que en un tiempo récord unirán Londres con París, Lille, Calais, Aviñón y Bruselas.
Con la mente puesta en la Grand Central Terminal de Nueva York, arquitectos, diseñadores y artistas de renombre internacional como Norman Foster, Alastair Lansley, Philippe Starck o Paul Day participaron en la renovación del complejo de edificios victorianos donde, junto a la estación, se halla también el Midland Gran Hotel.
Este edificio, diseñado igualmente por Scott, pone a punto su interior para abrir sus puertas en 2009, convertido en un hotel de cinco estrellas de la cadena Renaissance.
Se trata de la última gran oportunidad que Londres les brinda a la estación y el hotel, sólo cuarenta años después de que ambos lograran evitar la demolición que la estética antivictoriana de los sesenta pedía a gritos.
Su conservación fue posible gracias a la campaña liderada por el poeta John Betjeman, un enamorado del ferrocarril, que escribió sobre ese "magnífico cobertizo para trenes, suficientemente grande para devorar las nuevas locomotoras".
Un ambiente cinematográfico
Aunque la capital británica le ha vuelto hasta ahora la espalda, el lugar no pasó inadvertido a la industria cinematográfica: la apariencia del abandonado hotel se hizo popular entre directores de cine, que utilizaron el edificio para rodar escenas de películas como "Richard III" (1995) y "Batman Begins" (2005).
Coronada por un gran reloj victoriano, réplica exacta del modelo concebido por el relojero del Big Ben, la estación cuenta con lujosos restaurantes, un supermercado ecológico y el bar de champán más largo de Europa.
"Queremos que sea un lugar de encuentro para Europa", afirma Mike Luddy, el director del proyecto, para el que el artista británico Paul Day ha diseñado una escultura de bronce de nueve metros de altura en la que se puede ver a una pareja de jóvenes enamorados besándose.
Lugar de intercambios, de compras, de idas y vueltas, la combinación de la tecnología y la arquitectura del siglo XIX con la del XXI de la conocida como la "Catedral de los ferrocarriles" da como resultado otro destino obligado para turistas y una nueva y majestuosa puerta de entrada a la capital británica.