Metro Bilbao
Posted: Friday 01/08/2008 13:59
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Los usuarios reaccionan con crispación al primer día sin metro en seis estaciones
Las lanzaderas gratis a Etxebarri y Astrabudua fueron bien acogidas, pero el pago de Bilbobus para ir a Santutxu generó un aluvión de queja
JOSU GARCÍA / JULIO ARRIETA
| BILBAO / GETXO
El primero de los cinco días de cierre de seis estaciones del metro por las obras necesarias para la implantación del quinto vagón suscitó ayer un aluvión de quejas entre los usuarios. El mayor descontento y malestar se registró entre los viajeros que tenían como destino Santutxu, Basarrate y Bolueta, zonas muy pobladas de la capital vizcaína, con más de 40.000 habitantes. La dirección de la empresa de transporte no fletó ningún autobús lanzadera gratuito para llegar a estos barrios y ofreció como única alternativa el uso de la red Bilbobus (líneas 13, 40 y 48), con el consiguiente pago de un billete extra y la pérdida evidente de tiempo.
Solo en la estación de Abando, se repartieron decenas de formularios para presentar reclamaciones por esta razón. Por el contrario, el servicio sin coste que se puso en marcha para arribar a Etxebarri desde Abando y para sortear la clausura temporal de las terminales de Lutxana y Erandio funcionó correctamente y no sobresaltó tanto a los pasajeros, que asumieron las molestias con resignación. «Por lo menos no nos tenemos que rascar el bolsillo como los de Santutxu», comentaba uno de ellos. La situación podría empeorar hoy, ya que muchas personas regresan al trabajo y el metro registrará un incremento muy importante de clientes con respecto a la jornada festiva de ayer. Además, las líneas de Bilbobus propuestas como alternativa no tienen servicio nocturno los fines de semana.
El cierre de las seis estaciones se produjo en la noche del pasado miércoles. A las 22.00 horas se impidió el paso a los andenes de Bolueta, Basarrate, Santutxu (la segunda más utilizada de toda la red) y Casco Viejo, en el tramo común de Bilbao, y a los de Astrabudua y Erandio, en la línea de la margen derecha. Pese a que se había informado a los usuarios con bastante antelación a través de carteles y anuncios, así como mediante los medios de comunicación, la clausura sorprendió a algunos usuarios. «Yo suelo coger el último metro en Santutxu y me he encontrado con la verja echada, así que he tenido que irme al Bilbobus y aguantar un rato la cola que había», se quejaba Walter Espinosa, un joven ecuatoriano de Basurto.
La incidencia fue menor en la mañana de ayer. La festividad de San Ignacio vació las calles de la capital vizcaína y también el suburbano. A las 12.30 horas los trenes circulaban con muchos asientos libres. No obstante, al llegar a la estación de Abando, el desconcierto era importante. Sólo funcionaba un andén y las personas contratadas para ofrecer explicaciones no daban abasto ante tanta pregunta.
Entretanto, en la garita de la estación, dos empleadas de Metro Bilbao atendían las quejas y entregaban las hojas de reclamaciones que pedían muchos usuarios «indignados», que, estando en posesión de un bono mensual o anual, se dirigían a Santutxu, Basarrate y Bolueta. «La rellena y saca una fotocopia del creditrans o del billete que pague en el Bilbobus; después la entrega en cualquier estación y ya veremos lo que dice el Consorcio de Transportes», reiteraban una y otra vez las operarias.
Las protestas eran constantes y se repetían con la llegada de cada convoy. «No te llevan donde quieres y encima tienes que pagar. No hay derecho», decía irritada Amagoia Álvarez, residente en El Carmelo. La Federación de Consumidores ha instado a los viajeros a reclamar por el sobreprecio. «Dicen que no ponen autobuses a Santutxu porque no podrían mantener la frecuencia de 10 minutos. Y digo yo: será mejor tener un autobús cada media hora que no tener ninguno, ¿no?», planteaba Emilio Etxebarrieta.
La alternativa ofrecida para alcanzar la estación de tren de Bolueta era todavía peor: tranvía hasta Atxuri y tren con parada en la terminal. Algunos de los que padecieron esta combinación se negaron a pasar por caja en el tranvía. «No pienso pagar tres veces para llegar a Bolueta», advertía un joven al conductor.
Menos protestas en Getxo
En Lutxana y Erandio, la jornada transcurrió con menos quejas. Los convoyes circulaban bastante llenos, ya que era un día de playa y también de fiesta en Algorta. Las canceladoras de las estaciones de Astrabudua y San Ignacio estaban abiertas, lo que ocasionó más de un despiste. «¿Tengo que enseñarle el creditrans?», preguntaba una joven a un supervisor del suburbano. No era necesario. El personal del metro indicaba dónde se encontraban los autobuses -del tipo articulado y de Bizkaibus y Lurraldebus-. Un metro a medio llenar significa dos autobuses abarrotados. Algunos viajeros iban de pie. Se oían algunas quejas espontáneas: «¡Esto es un desastre!»
Otras personas valoraban positivamente el dispositivo. «Hay gente que protesta, pero no se puede tener todo. Si queremos un quinto vagón hay que preparar las estaciones y aguantar estas cosas. No puedes arreglar tu casa sin molestias y esto es igual», argumentaba Inés Gómez.
Para otros, simplemente no era el momento. «No han elegido bien la fecha para cerrar las estaciones, porque es San Ignacio en Getxo y seguro que habrá mucho movimiento por la noche», señalaba Begoña Díez. «Mis hijos saldrán y tendrán que usar el metro. Y, como ellos, habrá cientos. A ver qué tal funciona esto. ¿Ahora? No sé, parece un poco caótico, pero también hay que comprender que es la primera vez que se hace algo así», añadía.
Los trasbordos también afectaron a una pareja de turistas italianos: «Me sorprende lo educada que es aquí la gente, porque en nuestro país todo el mundo estaría ahora discutiendo a gritos con el personal del tren, todos intentarían colarse y los cinco días de obras se convertirían en cinco meses».
Los usuarios reaccionan con crispación al primer día sin metro en seis estaciones
Las lanzaderas gratis a Etxebarri y Astrabudua fueron bien acogidas, pero el pago de Bilbobus para ir a Santutxu generó un aluvión de queja
JOSU GARCÍA / JULIO ARRIETA
| BILBAO / GETXO
El primero de los cinco días de cierre de seis estaciones del metro por las obras necesarias para la implantación del quinto vagón suscitó ayer un aluvión de quejas entre los usuarios. El mayor descontento y malestar se registró entre los viajeros que tenían como destino Santutxu, Basarrate y Bolueta, zonas muy pobladas de la capital vizcaína, con más de 40.000 habitantes. La dirección de la empresa de transporte no fletó ningún autobús lanzadera gratuito para llegar a estos barrios y ofreció como única alternativa el uso de la red Bilbobus (líneas 13, 40 y 48), con el consiguiente pago de un billete extra y la pérdida evidente de tiempo.
Solo en la estación de Abando, se repartieron decenas de formularios para presentar reclamaciones por esta razón. Por el contrario, el servicio sin coste que se puso en marcha para arribar a Etxebarri desde Abando y para sortear la clausura temporal de las terminales de Lutxana y Erandio funcionó correctamente y no sobresaltó tanto a los pasajeros, que asumieron las molestias con resignación. «Por lo menos no nos tenemos que rascar el bolsillo como los de Santutxu», comentaba uno de ellos. La situación podría empeorar hoy, ya que muchas personas regresan al trabajo y el metro registrará un incremento muy importante de clientes con respecto a la jornada festiva de ayer. Además, las líneas de Bilbobus propuestas como alternativa no tienen servicio nocturno los fines de semana.
El cierre de las seis estaciones se produjo en la noche del pasado miércoles. A las 22.00 horas se impidió el paso a los andenes de Bolueta, Basarrate, Santutxu (la segunda más utilizada de toda la red) y Casco Viejo, en el tramo común de Bilbao, y a los de Astrabudua y Erandio, en la línea de la margen derecha. Pese a que se había informado a los usuarios con bastante antelación a través de carteles y anuncios, así como mediante los medios de comunicación, la clausura sorprendió a algunos usuarios. «Yo suelo coger el último metro en Santutxu y me he encontrado con la verja echada, así que he tenido que irme al Bilbobus y aguantar un rato la cola que había», se quejaba Walter Espinosa, un joven ecuatoriano de Basurto.
La incidencia fue menor en la mañana de ayer. La festividad de San Ignacio vació las calles de la capital vizcaína y también el suburbano. A las 12.30 horas los trenes circulaban con muchos asientos libres. No obstante, al llegar a la estación de Abando, el desconcierto era importante. Sólo funcionaba un andén y las personas contratadas para ofrecer explicaciones no daban abasto ante tanta pregunta.
Entretanto, en la garita de la estación, dos empleadas de Metro Bilbao atendían las quejas y entregaban las hojas de reclamaciones que pedían muchos usuarios «indignados», que, estando en posesión de un bono mensual o anual, se dirigían a Santutxu, Basarrate y Bolueta. «La rellena y saca una fotocopia del creditrans o del billete que pague en el Bilbobus; después la entrega en cualquier estación y ya veremos lo que dice el Consorcio de Transportes», reiteraban una y otra vez las operarias.
Las protestas eran constantes y se repetían con la llegada de cada convoy. «No te llevan donde quieres y encima tienes que pagar. No hay derecho», decía irritada Amagoia Álvarez, residente en El Carmelo. La Federación de Consumidores ha instado a los viajeros a reclamar por el sobreprecio. «Dicen que no ponen autobuses a Santutxu porque no podrían mantener la frecuencia de 10 minutos. Y digo yo: será mejor tener un autobús cada media hora que no tener ninguno, ¿no?», planteaba Emilio Etxebarrieta.
La alternativa ofrecida para alcanzar la estación de tren de Bolueta era todavía peor: tranvía hasta Atxuri y tren con parada en la terminal. Algunos de los que padecieron esta combinación se negaron a pasar por caja en el tranvía. «No pienso pagar tres veces para llegar a Bolueta», advertía un joven al conductor.
Menos protestas en Getxo
En Lutxana y Erandio, la jornada transcurrió con menos quejas. Los convoyes circulaban bastante llenos, ya que era un día de playa y también de fiesta en Algorta. Las canceladoras de las estaciones de Astrabudua y San Ignacio estaban abiertas, lo que ocasionó más de un despiste. «¿Tengo que enseñarle el creditrans?», preguntaba una joven a un supervisor del suburbano. No era necesario. El personal del metro indicaba dónde se encontraban los autobuses -del tipo articulado y de Bizkaibus y Lurraldebus-. Un metro a medio llenar significa dos autobuses abarrotados. Algunos viajeros iban de pie. Se oían algunas quejas espontáneas: «¡Esto es un desastre!»
Otras personas valoraban positivamente el dispositivo. «Hay gente que protesta, pero no se puede tener todo. Si queremos un quinto vagón hay que preparar las estaciones y aguantar estas cosas. No puedes arreglar tu casa sin molestias y esto es igual», argumentaba Inés Gómez.
Para otros, simplemente no era el momento. «No han elegido bien la fecha para cerrar las estaciones, porque es San Ignacio en Getxo y seguro que habrá mucho movimiento por la noche», señalaba Begoña Díez. «Mis hijos saldrán y tendrán que usar el metro. Y, como ellos, habrá cientos. A ver qué tal funciona esto. ¿Ahora? No sé, parece un poco caótico, pero también hay que comprender que es la primera vez que se hace algo así», añadía.
Los trasbordos también afectaron a una pareja de turistas italianos: «Me sorprende lo educada que es aquí la gente, porque en nuestro país todo el mundo estaría ahora discutiendo a gritos con el personal del tren, todos intentarían colarse y los cinco días de obras se convertirían en cinco meses».