De EPC:
Fomento ordena dar la prioridad máxima al traspaso de Cercanías
1. Magdalena Álvarez afirma que lo que pase en Catalunya servirá de modelo
2. • El gran escollo para alcanzar un acuerdo es la financiación del servicio de trenes
* El AVE de Tarragona llegará a 300 km/h a partir del 7 de mayo sin aumento de tarifa
MANUEL VILASERÓ / MADRID
CRISTINA BUESA / BARCELONA
La pesada maquinaria de la Administración central se ha puesto al fin en marcha para llevar a cabo "lo antes posible" el traspaso del servicio de Cercanías a la Generalitat de Catalunya. Así lo anunció ayer la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que ha ordenado a su equipo de colaboradores dar la máxima prioridad a una de las cuestiones clave del nuevo Estatut, de candente actualidad, además, por la fuerte degradación que sufre el servicio.
La transferencia será el tema estrella de la reunión Estado-Generalitat que se celebrará el próximo lunes en Barcelona. La ministra la afrontará con la voluntad de "llevar a cabo" lo establecido en el Estatut, "hasta la última coma", según declaró ayer a la Cadena SER, tras destacar que Catalunya será la primera comunidad en negociar la cesión de Cercanías de las tres autonomías cuyo texto constitutivo lo prevé. "La comisión catalana es la guía de lo que va a pasar con el resto", advirtió.
SIN CALENDARIO Y
lo que va a suceder está aún muy abierto, aunque se parte de algunos consensos básicos. Las fuentes consultadas, tanto en la Generalitat como en el Gobierno central, coinciden sobre todo en una cosa: el proceso será largo y de momento nadie se atreve a aventurar un calendario. Semanas atrás, fuentes del ejecutivo catalán habían marcado seis meses como la fecha más posible para lograr el traspaso. Pero el conseller de Política Territorial i Obres Públiques (PTOP), Joaquim Nadal, insistió ayer en que la negociación "no será fácil ni corta".
Por más que la voluntad política sea clara por ambas partes, la complejidad del proceso hace imposible que se materialice de modo inmediato, como lo han reclamado algunas fuerzas políticas. Tras el encuentro del lunes, se formará la ponencia que, en los próximos cuatro meses, evaluará todas las posibilidades. Posteriormente, la comisión bilateral se reunirá de nuevo para analizar estos aspectos, con lo que el plazo de medio año se antoja insuficiente.
Otra de las prioridades es que se acelere la llegada de las inversiones previstas en el plan de choque de Fomento. Estos fondos servirían, al menos, para minimizar los problemas que se repiten desde hace meses en Cercanías. Pero mientras no llega el esperado traspaso con un pan bajo del brazo, la Generalitat cree que hay cosas que se pueden mejorar ostensiblemente, como la comunicación con los usuarios.
El punto que menos problemas suscitará es el objeto del traspaso. No parece haber, en principio, ninguna discrepancia sobre la interpretación de la letra del Estatut: se cederá el servicio de Cercanías que actualmente presta Renfe. La infraestructura, es decir, las vías, catenarias y centros de control seguirán en manos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).
NUEVA AVERÍA
Como ahí se originan la práctica totalidad de las averías que torturan a diario a los usuarios de Cercanías, lo que sí tiene claro la parte catalana de la negociación es que exigirá que, paralelamente a las conversaciones, se ejecuten las inversiones para solventar las carencias históricas de la infraestructura.
Precisamente ayer, para que los gobernantes no olvidasen cuál es la mercancía con la que tratan, Cercanías falló otra vez. Una avería en El Prat de Llobregat (Baix Llobregat) afectó a la C2 y la C10 entre las tres y las cuatro de la tarde. Según la escueta versión de Adif, se produjo un fallo en la señalización, lo que provocó retrasos de un cuarto de hora en ambas líneas.
CESIÓN LIBRE
El gran escollo será la financiación. En este terreno, ninguna de las partes enseña sus cartas, más allá de las formulaciones genéricas. Álvarez indicó ayer que se traspasará tanto "el activo como el pasivo", mientras sus interlocutores prefieren hablar de recibir la cesión libre de cargas y con la financiación de las inversiones pendientes.
En otro terreno, los sindicatos son los agentes externos que más trabas pueden poner al proceso. Este afectará directamente a Renfe y, sea cual sea la fórmula que se adopte, la situació de sus empleados cambiará. De momento se barajan dos fórmulas, que no excluyen otras que puedan ir apareciendo. Por un lado, la decisión de la titularidad de la competencia a la Generalitat, tras lo cual esta Administración convocaría un concurso al que la actual operadora podría concurrir. La otra posibilidad sería asumir el traspaso de trenes y empleados.